Por José Luis Rodríguez | Publicado: 22 de Marzo de 2011
Los gastos militares han tenido un crecimiento vertiginoso en los últimos 70 años. Antes de la segunda guerra mundial estos gastos en todo el mundo se estimaron en unos 48 mil millones de dólares, pero ya en 1972 habían crecido a 240 mil millones[1] y llegaron a 1,4 billones de dólares en 1990[2] (Sivard, 1974; SIPRI, 2010).
La mayor escalada inicial de estos gastos se produjo entre 1939 y 1945, cuando los Estados Unidos gastaron 3,2 billones de dólares a precios constantes del 2002, en tanto que la URSS erogó 582 mil millones de rublos (48 mil millones de dólares) a precios corrientes de esos años y el costo de la guerra para Alemania se estima alcanzó el equivalente a 68 mil millones de dólares también a precios corrientes (Morss, 2010; Podkolzin s/f; Exordio, 2004)).
Durante la guerra fría que puede ubicarse entre 1946 y 1990, los gastos militares se mantuvieron en un proceso de crecimiento asociado especialmente al incremento de las nuevas armas nucleares y al desarrollo de alianzas militares como la OTAN y el Pacto de Varsovia. Adicionalmente, estas erogaciones aumentaron puntualmente con la guerra de Corea (1950-53) y con la guerra de Viet Nam (1965-75).
En términos de su peso en la economía, los gastos militares representaron una fuerte erogación para los principales contendientes de la guerra fría, tanto para Estados Unidos, como para la Unión Soviética. En efecto, estos gastos llegaron a representar el 9,3% del PNB norteamericano en 1960, el 8,1% en 1970, el 4,9% en 1980 y el 5,2% en 1990. En el caso de la URSS se calcula que llegaban al 11,1% del producto en 1960, un 12,0% en 1970, un 12,8% en 1980 y un 14,3% en 1990 (US Government, 2010; Rand, 1989).[3]
Siguiendo la tendencia al crecimiento, el gasto militar total en el mundo alcanzó 1 millón de millones 531 mil millones de dólares en el 2009 medido a precios constantes del 2008, lo que representa un gasto de 224 dólares por habitante del planeta y el 2,7% del PIB mundial (SIPRI, 2010). Estas cifras revelan un incremento del 49% en relación al año 2000, pero en términos per cápita aumentaron un 88,2%. De tal modo el gasto militar actual supera en un 1,1% al que se alcanzó en 1988, en pleno apogeo de la guerra fría (SIPRI, 2010b) y en ese gasto Estados Unidos ha representado en los últimos 20 años más del 50% de las erogaciones.[4]
Los gastos militares del 2009 en más de un 82% se concentraron en 15 países y de ellos 5 países (Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Francia y Rusia) gastaron 937 mil millones de dólares, el 61,2% del total mundial. En términos de gasto en dólares por habitante, las mayores erogaciones se producen en Estados Unidos (2,100), Arabia Saudita (1,603) y Francia (1,026). Los mayores incrementos en relación al año 2000 se registran en China (217%) y sólo decrecen en sus gastos en este grupo Japón, Alemania e Italia (SIPRI, 2010).
Esta situación resultaría aparentemente contradictoria tomando en cuenta que después de que concluyó la guerra fría en 1991 con la desaparición de la URSS, pareció que estos gastos tenderían a bajar definitivamente. En efecto, los mismos descendieron un 33% entre 1988 y 1995, pero desde inicios de la presente década volvieron a incrementarse aceleradamente.
Para comprender esta situación, es preciso examinar brevemente el significado económico de los gastos militares y el papel de Estados Unidos como generador fundamental de su dinámica.
II
Los gastos militares tienen en el mundo actual un doble papel: por un lado constituyen la base para el desarrollo de la guerra como instrumento de dominación política por excelencia a través de la fuerza de las armas y por otro, se trata de una peculiar producción de mercancías.
El empleo de la guerra como instrumento de dominación política con posterioridad a 1945 se puso de manifiesto en primer lugar en los conflictos bélicos de las antiguas metrópolis enfrentadas a las guerras de independencia de sus anteriores colonias. Ese fue por ejemplo, el caso de Francia primero en la guerra de Vietnam y posteriormente en la guerra de Argelia, así como el enfrentamiento de Portugal con los movimientos de liberación en sus colonias de Angola, Guinea Bissau y Mozambique en África Por otro lado, la confrontación Este-Oeste estuvo presente en la guerra de Corea en la década de los años 50 y posteriormente en la guerra de Estados Unidos contra Vietnam, aunque en ambos casos se trató esencialmente de guerras de liberación nacional que tuvieron que enfrentarse a la intervención extranjera que buscaba expandir su dominio neocolonial específicamente en Asia.
No obstante, el elemento que más aceleró el gasto militar y que colocó a la humanidad en peligro de su desaparición fue el desarrollo de la carrera de armamentos nucleares entre Estados Unidos y la URSS, que puso de manifiesto lo absurdo de seguir incrementando sin límites la producción de un tipo de armamentos que, ya a partir de un nivel mínimo resultaba suficiente para destruir el planeta.
Contrario a lo que pudiera suponerse, la producción de armamento nuclear no se detuvo con el fin del enfrentamiento entre las dos superpotencias. De tal modo, en el 2009 según SIPRI (2010), existían 22,600 cabezas nucleares en los arsenales del mundo y entre ellas Estados Unidos poseía 9,600 y Rusia 12,000 encabezando la lista que incluye a Gran Bretaña, Francia, China, India, Pakistán, Israel y la RPD de Corea.[5]
La expansión del gasto militar contemporáneo no puede entenderse si no se examinan las peculiaridades de las guerras y de la producción de armamentos como mercancías en el capitalismo. Sin embargo, no debe perderse de vista que ya desde los años 60 varios destacados economistas llamaban la atención sobre los verdaderos objetivos de estos gastos que se resumían en la defensa de la hegemonía global de Estados Unidos; la creación de una plataforma segura para las empresas transnacionales; la creación de un sector de investigación/desarrollo financiado por el gobierno y dominado por el gran capital; la generación de una actitud más complaciente de la población frente a la preparación para la guerra y las guerras permanentes; y absorber la vasta capacidad productiva excedente y evitar el estancamiento, promoviendo negocios de bajo riesgo y altas ganancias para el capital (Bellamy, 2008).
Para alcanzar estos objetivos la producción militar tiene características que la diferencian del resto pues absorbe capital temporalmente ocioso o menos rentable, goza de una demanda cautiva por parte del Estado y garantiza una elevada ganancia monopolista. En su reproducción también se manifiestan un conjunto de particularidades, ya que se produce después que se vende el producto o servicio; como regla el Estado actúa como único comprador, aunque el armamento es también un importante rubro exportable; las armas tienen una alta depreciación moral, por lo que demandan una renovación relativamente rápida; los precios de las transacciones no se rigen por las reglas del mercado; y la producción militar está en mejores condiciones de ser programada en el tiempo al margen de la coyuntura económica (Rodríguez, 1987; Faramazián, 1975).
Tomando en cuenta que la producción de la industria militar no participa en el mercado como otras mercancías y que por otro lado, genera una demanda solvente en la economía, la misma ha jugado un papel anti cíclico después de la segunda guerra mundial al incidir de forma similar al gasto compensatorio propugnado por Keynes, lo que dio lugar al llamado keynesianismo militar como expresión de una política económica favorable al gasto militar (Dierckxsens, 2009; Higgs, 1994).
Sin embargo, históricamente los efectos económicos del gasto militar se diferencian según se valoren a corto o a largo plazo.
A corto plazo, en la misma medida que en la postguerra existió capital ocioso, capacidades industriales subutilizadas, abundancia de materia prima barata y mano de obra temporalmente libre, la industria militar fue un factor de compensación en el ciclo capitalista, lo que incidió en buena medida en los largos períodos de expansión de Estados Unidos, fenómeno que se manifestó claramente hasta la guerra de Vietnam (1965-1975) (Rodríguez, 1987; Perlo, 1980). No obstante, se ha subrayado críticamente que desde la segunda guerra mundial y hasta finales de los años 70 para la economía norteamericana vista en su conjunto “…el efecto estabilizador de la manipulación contracíclica del gasto militar ha sido insuficiente para compensar los efectos desestabilizadores de las fluctuaciones del mismo, resultantes de guerras y programas de rearme. Por consiguiente, en términos generales, la militarización de la economía ha tendido a incrementar la inestabilidad cíclica” (Perlo, 1980).
Al respecto puede decirse que los impactos a corto plazo del gasto militar vieron reducidos sus efectos positivos en la misma medida en que los conflictos bélicos demandaron un creciente desarrollo tecnológico y dejaron de tener un efecto multiplicador significativo en el resto de la economía. Ya esta situación se apreciaba nítidamente en los años 60 cuando se concluyó que “…la nueva tecnología de la guerra ha reducido el poder de los gastos en armamentos como estímulos de la economía (…) Es común que la guerra se convierta cada vez más en materia de ciencia y tecnología y que cada vez sea menos cuestión de hombres y de armas.”[6] (Baran y Sweezy, 1969). La elevación del costo de los combates en la guerra convencional se expresa también en el hecho de que matar un enemigo costaba a Estados Unidos 21 mil dólares en la primera guerra mundial, pero ya en la segunda guerra mundial este costo se elevó rápidamente a 200 mil dólares (Faramazián, 1975).
A esto habría que añadir las negativas consecuencias que a mediano y largo plazo tienen los gastos militares en la economía.
En efecto, los gastos militares en la medida en que absorben una importante proporción de los gastos en ciencia y tecnología, sustraen recursos para el incremento de la productividad en la industria civil. De tal modo, pueden apreciarse las diferencias entre Estados Unidos y Europa cuando entre 1984 y 1993 los gastos de R&D del gobierno norteamericano tuvieron en un 64% un objetivo militar, mientras que esa proporción en el caso europeo fue sólo del 30%, lo cual favoreció el avance del viejo continente (Higgs, 1994).[7]Consecuentemente, mientras que la productividad del trabajo creció entre 1960 y 1973 un 9,0% en Japón y un 4,5% en la RFA, en Estados Unidos aumento sólo un 2,1%. Esta situación se agudizaría aún más en los años 70 y 80 cuando al productividad en Norteamérica se deterioró aún más (Rodríguez, 1987).
Igualmente la inyección de liquidez a la circulación como la que produce la expansión del gasto público con propósitos militares sin una contrapartida mercantil, genera inflación, lo que incide negativamente en la economía. En ese sentido, aunque no hay una correlación exacta entre tasa de inflación y ritmo de crecimiento del gasto militar, basta observar lo ocurrido desde la segunda guerra mundial hasta 1990 para apreciar el incremento de los precios al aumentar significativamente el gasto militar.[8]
Finalmente ya desde los años 70 del pasado siglo era verificable que existe una correlación inversa entre la tasa de crecimiento económico y la proporción del PNB que se destina al gasto militar.[9]Esa tendencia se ha puesto de manifiesto también en los últimos años, aunque de forma más atenuada e indirecta.
III
Concentrando la atención en el gasto militar de Estados Unidos se puede apreciar con mayor claridad sus negativos efectos económicos globales.
En la etapa de la guerra fría los Estados Unidos invirtieron en gastos militares alrededor de 10 billones de dólares a precios constantes de 1992. De tal forma, entre 1948 y 1989 la economía norteamericana creció a un ritmo del 3,8% promedio anual, en tanto el gasto militar lo hacía al 1,9% absorbiendo como promedio el 7,6% del PNB en el período (Higgs, 1994).
Concluida la etapa de la guerra fría en 1990 los gastos militares de Estados Unidos medidos a precios constantes, alcanzaron 461,2 mil millones de dólares, un 5,2% del PIB y 10 años después se habían reducido a 361,3 mil millones un 3% del PIB. Ello no significó sin embargo, que una vez desaparecida la URSS no existieran otros pretextos como la lucha contra el narcotráfico para mantener un elevado presupuesto bélico.
Pero sería con posterioridad al 11 de septiembre del 2001 que la administración republicana de George W. Bush encontró el argumento ideal para lanzar una guerra contra el terrorismo supuestamente asentado en Afganistán, pero que tendría como verdadero objetivo el dominio del Medio Oriente como principal región productora de petróleo del mundo y como los principales antagonistas a liquidar Irak e Irán, países ambos que se enfrentaban de diversa forma a los intereses norteamericanos y a las grandes empresas transnacionales petroleras, a lo que se añadiría Afganistán, cuyas riquezas naturales no han pasado inadvertidas para los propósitos expansionistas de Norteamérica.
Con el fin de alcanzar sus objetivos el gobierno de Estados Unidos ha gastado entre el 2001 y el 2009 1,08 billones de dólares en la llamada guerra contra el terrorismo[10]
Actualmente se conoce cómo se produjo la preparación y ejecución de la guerra en Irak, desatada a partir de la manipulación de la opinión pública producto de la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en ese Estado por demás calificado por los medios masivos de comunicación como un “santuario del terrorismo internacional”.
Paralelamente también hoy se sabe que la guerra contra Irán se concibió desde el propio 2003. Múltiples documentos muestran su modelación en los llamados escenarios TIRANNT,[11] así como la sistemática preparación de la opinión pública mediante un proceso de “satanización” del gobierno iraní.
Sin embargo, a diferencia de lo sucedido con Irak y Afganistán, en el caso de Irán se ha presentado un fenómeno mucho más peligroso. En tal sentido, se desarrollaron para esta guerra en preparación nuevas concepciones estratégicas de la doctrina bélica, generalizándose el concepto de “guerras humanitarias” y la manipulación de la verdadera naturaleza del arma nuclear, al convertirla en un “arma táctica” utilizable en un limitado teatro de operaciones militares, sin mayores efectos colaterales. En relación a estos preparativos, ha tenido también una importancia especial el fortalecimiento militar de Israel entre 2004 y 2005 (Chossudovski, 2010b).
Consecuentemente con su política de dominación mundial, a partir del 2001 los gastos militares de Estados Unidos a precios constantes del 2005 se incrementaron pasando de los ya mencionados 361,3 mil millones de dólares en el año 2000, a 626,2 mil millones en el presente año, lo que representa un crecimiento del 73,3% y una proporción del PIB que evolucionó en este período de un 3% al 4,9% (US Government, 2010).
El financiamiento de esta escalada militar ha tenido una repercusión mucho más profunda en los últimos 10 años en relación a períodos anteriores, incidiendo fuertemente en el déficit del presupuesto federal norteamericano y en el nivel alcanzado por la deuda pública.
En efecto, si bien los gastos militares en 1970 representaron el 8,1% del PIB de Estados Unidos, el déficit presupuestario era sólo del 0,3% y la deuda pública llegaba a 380,9 mil millones de dólares, es decir el 37,6% del PNB. Sin embargo, veinte años más tarde en medio de la guerra de las galaxias desatada por la administración de Reagan, el gasto militar era el 5,2% del PNB y la deuda pública se había disparado a 3,2 billones de dólares, por lo que era el 55,9% del PNB.
En el año 2000 se había alcanzado un presupuesto superavitario equivalente al 2,5% del PNB, pero la deuda había crecido hasta 5,6 billones, un 58% del producto de ese año. Sin embargo, esta situación entró en un proceso de crecimiento descontrolado del gasto público con la administración de George W. Bush y ya al cierre de su mandato dejaba un gasto militar equivalente al 4,3% del producto, un déficit presupuestario del 3,2%, y una deuda pública que creció un 77%, llegando a 9,9 billones de dólares.
La administración de Barack Obama lejos de revertir esa tendencia o al menos frenarla, ha llevado a niveles record el desbalance de las cuentas públicas norteamericanas. De tal modo, en el 2010 el déficit fiscal llegará a 1,6 billones, un 10,6% del PNB, pero la deuda se habrá elevado a 13,8 billones, un 94,3% del producto y dos veces y media más elevada que hace 10 años (US Government, 2010 y US Statistical Abstracts, 2009).
Ciertamente en el enorme déficit que se ha registrado en los últimos dos años ha incidido de forma decisiva la aprobación de los paquetes de rescate financiero implementados para enfrentar los efectos de la crisis, así como el creciente desbalance comercial norteamericano, pero al mismo tiempo, en estas condiciones ya no es posible una expansión del gasto militar a costa del presupuesto público sin poner en peligro el equilibrio financiero indispensable para el funcionamiento del sistema.[12] Frente a esta situación se han elaborado propuestas en el Congreso norteamericano para lograr una reducción del gasto militar en el próximo decenio por un billón de dólares (Barney and Paul, 2010) y en las proyecciones de la Casa Blanca para el 2015 se incluye una reducción del presupuesto de defensa del 12% (US Government, 2010).[13] No obstante, la viabilidad de estas propuestas resulta muy cuestionable, ya que no son compatibles con la lógica de funcionamiento del capitalismo estadounidense en la actualidad.
Todos estos fenómenos no pueden ser analizados al margen de la crisis global que estalló en el 2008 y la financierización de la economía que se encuentra entre sus causas más visibles donde el “…elemento esencial de la presente coyuntura de crisis global es, sin duda, el descalabro que provoca la crisis financiera, producto del inusitado nivel de especulación con los créditos y títulos de valor.” (Rodríguez, 2010, 23)[14]
En la crisis actual ha ocurrido que la economía norteamericana no ha recibido un impulso anti cíclico del creciente gasto militar, sino que al desplazarse en centro de gravedad de las ganancias extraordinarias a la esfera de la especulación, ha tenido que ser la transferencia directa de recursos públicos a través de los paquetes de rescate financiero los que han reflotado con toda urgencia el sistema, al menos temporalmente.[15]
Por otro lado, dadas las especificidades de la industria militar en la reproducción capitalista, al igual que ha ocurrido en otras crisis, el sector militar de la economía en el caso de Estados Unidos ha sido afectado en una medida muy inferior en comparación con el resto de los sectores, situación diferente a lo que ocurre en Europa, donde la industria bélica no ha escapado al impacto de la depresión que afecta a las otras ramas de la economía (GRIP, 2010 y Justo, 2010).
Igualmente a lo sucedido en otras coyunturas recesivas, el impacto de la crisis no aminoró la tendencia al incremento de las ganancias monopolistas del complejo militar industrial norteamericano, cuya actuación de hace más compleja (Ross, 2009).
De tal modo, mientras que el rendimiento de las acciones del grupo S&P 500 entre 2006 y 2009 bajó un 32%, el de las compañías Lookheed Martin creció un 34,1%; General Dynamics un 47,6%; Northop Grumman un 13,8% y Raytheon un 86,7% (Morss, 2010).[16]Estas cuatro compañías acumularon ganancias por 6086 millones de dólares solamente en el año 2008 (SIPRI, 2010).
Un elemento de importancia en el negocio de las armas es la exportación a otros países, negocio que permite recuperar rápidamente la inversión con altas ganancias. De tal modo, entre 1950 y 2009 en el mundo se vendieron por este concepto 1,656 billones de dólares en armamentos. En el 2008 estas ventas alcanzaron 384,7 mil millones de dólares, que en una proporción del 40% provenían de la Unión Europea, en un 27% de Estados Unidos y en un 26% de Rusia (SIPRI, 2010 y 2010a).
Las principales ventas se realizaron a países que constituyen la punta de lanza de Estados Unidos en diferentes regiones del mundo como Israel, Corea del Sur, Taiwan, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. También adquieren cantidades importantes de armamento las llamadas economías emergentes como China, la India y Brasil, así como países en desarrollo de nivel medio como Turquía y Suráfrica.
IV
En otras regiones del mundo también se ha incrementado el gasto militar en los últimos años, ocurriendo los mayores crecimientos en Rusia y China.
En el caso de Rusia es conveniente recordar la negativa repercusión que tuvieron los gastos militares en la economía de la antigua Unión Soviética, donde estas erogaciones llegaron a representar alrededor del 15% del PNB entre 1960 y 1990, cifra que mas que duplicaba la proporción invertida por Estados Unidos en esos años (Global, 2009). Con posterioridad al fin de la guerra fría estos gastos disminuyeron hasta el año 2000 como producto de un proceso de desarme unilateral que se produjo bajo el gobierno de Boris Yeltsin, que prácticamente desmanteló el complejo militar industrial ruso en 1997 obedeciendo a las presiones de Occidente.
A partir del año 2000 Rusia ha iniciado un proceso acelerado de reconstitución de su poderío militar tomando en cuenta la creciente amenaza de Estados Unidos y la OTAN, que prácticamente han rodeado al país de bases militares asentadas en Europa oriental y en el espacio postsoviético (Rozoff 2010, 2010a). De tal forma, en los últimos diez años los gastos militares se duplicaron, alcanzando un estimado de 61 mil millones de dólares, es decir un 3,5% del PIB en el 2009 (SIPRI, 2010b). Por otro lado, el presupuesto del 2011 será de 63 mil millones de dólares y se espera invertir 730 mil millones en el próximo decenio (Johnson, 2010).
En el caso de China los gastos militares crecieron moderadamente en los años 90 del pasado siglo hasta llegar al 1,8% del PIB en el 2000. Sin embargo, entre ese año y el 2009 estos gastos se triplicaron, lo cual obedece a necesidades de defensa del país frente a las cada vez más visibles amenazas de agresión directa por Estados Unidos. Estos gastos alcanzaron un estimado de 98,8 mil millones de dólares en el 2009, que equivalen a un 2% del PIB (SIPRI, 2010b).[17]
El negativo impacto del gasto militar si bien se puede apreciar en las economías más desarrolladas, es aún más devastador en los países subdesarrollados, donde ha ido creciendo aceleradamente en virtud de múltiples factores. Al respecto se ha señalado “El clima internacional de tensión y violencia generado por la política agresiva de las potencias imperialistas y sus gendarmes regionales, las agresiones y presiones directas o indirectas para desestabilizar o destruir procesos revolucionarios y defender intereses neocoloniales, los conflictos regionales muchas veces alentados por esos mismos intereses, son los principales factores que han contribuido a la incorporación de los países del Tercer Mundo a la carrera armamentista.” (Castro, 1983)
La evolución de los gastos militares en el mundo subdesarrollado muestra un aumento de 33 mil millones de dólares en 1972 a 81,3 mil millones en 1981,[18] elevándose a 364,7 mil millones en el 2008.[19] De tal forma, su participación en los gastos de todo el mundo casi se ha duplicado en los últimos 30 años, pasando de un 16% en 1982, a un 28,8% en 1999 y a un 30,3% en el 2009 (Castro, 1983; Gasto Militar, 2000; SIPRI, 2010).
Paradójicamente, son las regiones más pobres donde más ha crecido el gasto militar en los últimos diez años. Así en África los mismos han aumentado un 62% y en Asia/Oceanía un 67%, cifras superiores al promedio mundial de un 49% (SIPRI, 2010).
Adicionalmente se sigue manifestando la tendencia a dedicar más recursos a fines bélicos que a propósitos sociales entre los países más empobrecidos que son los que más los requieren. Así por ejemplo, Eritrea dedicó alrededor del 2005 un 24,1% de su PIB a gastos militares y sólo un 1,8% a salud pública y Burundi asignó un 6,2% a gastos militares y un 0,8% a salud pública. Otros como Arabia Saudita a pesar de que cuentan con abundantes recursos provenientes de sus ingresos petroleros, dedicaron el 8,2% de su PIB a gastos militares en comparación con un 2,5% a la salud pública (PNUD, 2007).
Las negativas consecuencias del desvío de recursos hacia gastos militares totalmente improductivos en los países subdesarrollados se suman al impacto del saqueo a que son sometidos estos pueblos por los países capitalistas más avanzados en una escalada que no muestra signos de atenuarse en el futuro inmediato.
V
En la actualidad la economía mundial se enfrenta a una incierta recuperación económica que tiene en el nivel de desempleo, los déficits fiscales y el nivel de la deuda pública las principales amenazas para su materialización. En ese contexto, los crecientes gastos en armamentos refuerzan la tendencia al estancamiento en la misma medida en que las condiciones que los llevaron a jugar un papel anti cíclico a corto plazo han desaparecido casi completamente.
Esto no significa que la transferencia de recursos públicos por la vía de los gastos de defensa deje de representar un importante elemento en el modelo de acumulación capitalista y en la reproducción del sistema en estos momentos. Sin embargo, la fuente de recursos para alimentar los presupuestos del Estado presenta una situación incierta en el futuro inmediato y pone en peligro la continuidad de este jugoso negocio para el capital transnacional.
Adicionalmente, la perspectiva de una u otra evolución económica se ensombrece si se tiene en cuenta la actual coyuntura bélica en ciernes (Clairmont, 2009) donde el mundo se ve hoy amenazado por una conflagración de inconmensurables proporciones producto de la irresponsable amenaza de empleo del arma nuclear para satisfacer los intereses expansionistas norteamericanos en el Medio Oriente, lo que pone en peligro la existencia misma de la humanidad (Castro, 2010 y 2010a).
Noviembre del 2010
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-Ross, Sherwood (2009) “Winners and Losers in the American Warfare State” en www.countercurrents.org
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-Sánchez, H. (2009) “El Pentagon System y el Complejo Militar Industrial estadounidense: una aproximación” Nómadas Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas Nº 3, Madrid en www.ucm.es
-Saxe-Fernández, John (1993) “Estados Unidos: nuevas perspectivas” Revista Política y Cultura Nº 002, México en www.realys.uaemex.mx
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-United States Statistical Abstract (2009) Washington D.C. 2009 en www.census.gov
[1] A precios constantes de 1972.
[2] A precios constantes del 2008.
[3] Datos de EEUU a precios constantes del 2005. Los estimados para la URSS la mayoría de los analistas los situaron en este período entre un 10 y un 15% del PNB. En este caso los datos se calcularon a precios constantes de 1986. Ver también Global Security (2009).
[4] En el 2009 los gastos de EEUU representaron el 43% del total mundial. Esta cifra refiere únicamente a los gastos que aparecen registrados en el presupuesto de defensa. Los gastos militares realmente incluyen además los relativos al pago de veteranos, así como otras partidas, lo que eleva su volumen a una cifra superior al billón de dólares solamente en Estados Unidos. Ver Higgs, 2010.
[5] Existe la certeza de que otros países poseen o han poseído el arma nuclear como es el caso de Suráfrica bajo el gobierno del apartheid.
[6] El costo anual por soldado a precios constantes del 2010 alcanzó 67000 dólares en la segunda guerra mundial; en la guerra de Viet Nam fue de 132000 dólares y en Afganistán llegó a 1,1 millones de dólares (Bumiller, 2010)
[7] Se ha demostrado también que la acelerada recuperación de Alemania y Japón en la postguerra se vio favorecida por su reducido gasto militar, en tanto que en Estados Unidos ocurría lo contrario. Aún en los años 80 Estados Unidos llegó a emplear el 66% de su presupuesto público de investigaciones en la esfera militar, frente a un 19% en Alemania y un 9% en Japón (Katz, 1995)
[8] El análisis de una correlación matemática entre inflación y gasto militar está fuera del alcance de este trabajo. No obstante, baste señalar que durante la guerra de Viet Nam entre 1965 y 1975 la tasa de inflación pasó de 1,6 al 9,2%. Incrementos similares se registraron entre 1941-45, 1951-53 y durante la administración Reagan en los años 80. En el decenio 2000-2010, otros factores permitieron mantener la tasa de inflación entre un 3-4%, a pesar del incremento del gasto militar. Ver Inflation Data (2010).
[9] De tal modo, entre principios de los años 50 y finales de los 60 Japón sólo dedicó el 1% de su PNB al gasto militar, mientras crecía a un ritmo del 13,6% anual, en tanto que Estados Unidos dedicó el 8,5% y creció a un promedio del 4,0%. Ver Perlo (1980)
[10] A esta cifra habría que añadir el costo de la Guerra del Golfo que es estimó en 94 mil millones de dólares a precios constantes (Morss, 2010).
[11] TIRANNT significa en inglés “Theater Iran Near Term”. Ver Chossudovski (2010, 2010a)
[12] Según los propios estimados de la actual administración norteamericana, y aún contando con una improbable reducción del déficit fiscal y el gasto militar, el nivel de la deuda pública se sitúa en 19,7 billones de dólares en el 2015 (US Government, 2010).
[13] Ver tambien Berrigan, 2010 y Lobe, 2010.
[14] Debe no obstante aclararse, que la causa última de la crisis está en las bases mismas de la reproducción del sistema. Ver Caputo, 2010. Ver Chossudovski, 2010c.
[15] Lo mismo ha sucedido en el resto del mundo desarrollado. Ver Godínez, 2006 y Dierckxsens, 2009
[16] Ver Morales, 2005; Quinn, 2008; Ross, 2009; y Sánchez, 2009.
[17] Ver Office, 2010.
[18] Cifras a precios constantes de 1979. Ver Castro, 1983.
[19] Cifras a precios constantes del 2008. Ver SIPRI, 2010.
BLOG que recoge las BIOGRAFIAS,TESTIMONIOS,Y ESCRITOS DE LOS OBJETORES INSUMISOS AL SERVICIO MILITAR DESDE LOS AÑOS 1971 HASTA EL AÑO 20O1
ADIOS A LAS ARMAS
martes, 20 de marzo de 2012
Recuperar mi humanidad
Un texto del militar condenado a prisión por no querer participar en la guerra de Iraq
Correo Tortuga. Rebelión/La Jornada Martes,22 de febrero de 2005
Camilo Mejía (*)
Fui enviado a Irak en abril de 2003 y en octubre regresé a Estados Unidos con licencia por dos semanas. Retornar a casa me dio la oportunidad de poner mis pensamientos en orden y escuchar lo que mi conciencia me decía. La gente me preguntaba por mis experiencias de la guerra y al responder volvía a vivir todos los horrores: los tiroteos, las emboscadas, la vez que vi cómo arrastraban por los hombros a un joven iraquí sobre un charco de su propia sangre o cuando el fuego de nuestras ametralladoras le arrancó la cabeza a un inocente. La vez que presencié el derrumbe emocional de un soldado porque había matado a un niño, o cuando un anciano cayó de rodillas y gritaba levantando los brazos al cielo, como preguntando a Dios por qué nos habíamos llevado el cuerpo sin vida de su hijo.
Pensé en el sufrimiento de un pueblo cuya patria estaba en ruinas y encima era sometido a nuevas humillaciones por los allanamientos, las patrullas y los toques de queda de un ejército de ocupación.
Y caí en cuenta de que ninguna de las razones que nos dieron para estar en Irak era cierta. No había armas de destrucción masiva. No había vínculo entre Saddam Hussein y Al Qaeda. No ayudábamos al pueblo iraquí y ese pueblo no nos quiere tener allá. No prevenimos el terrorismo ni hacemos más seguro a nuestro país. No pude encontrar una
sola razón para haber estado allá, disparando contra personas y siendo blanco de disparos.
Venir a casa me dio claridad para ver la línea entre el deber militar y la obligación moral. Me di cuenta de que formaba parte de una guerra que me parecía inmoral y criminal, una guerra de agresión, una guerra de dominación imperial. Me di cuenta de que actuar según mis principios resultaba incompatible con mi función en el ejército, y concluí que no podía volver a Irak.
Al deponer mi arma escogí reafirmarme como ser humano. No he desertado del ejército ni he sido desleal a los hombres y mujeres del ejército. No he sido desleal a una patria. Solamente he sido leal a mis principios.
Cuando me entregué, con todos mis temores y dudas, no lo hice únicamente por mí. Lo hice por el pueblo de Irak, incluso por los iraquíes que me dispararon: ellos sólo estaban del otro lado de un campo de batalla en el que la guerra misma es el único enemigo. Lo
hice por los niños de Irak, que son víctimas de las minas y del uranio empobrecido. Lo hice por los millares de civiles desconocidos que han muerto en la guerra. El tiempo que dure en prisión es un precio pequeño comparado con el que iraquíes y estadunidenses han pagado con su vida. Un precio pequeño comparado con el que la humanidad ha pagado por la guerra.
Muchos me han llamado cobarde, otros me dicen héroe. Creo que se me puede encontrar en algún punto medio. A quienes me han dicho héroe les digo que no creo en los héroes, pero sí creo que personas ordinarias pueden hacer cosas extraordinarias.
A quienes me llaman cobarde les digo que se equivocan y que, sin saberlo, también tienen razón. Se equivocan en creer que dejé la guerra por miedo de que me mataran. Reconozco que había miedo, pero también estaba el temor de matar inocentes, de colocarme en posición de tener que matar para sobrevivir, de perder mi alma en el proceso de
salvar mi cuerpo, de perderme para mi hija, para la gente que me ama,para el hombre que antes fui, el hombre que quiero ser. Tenía miedo de despertar una mañana y darme cuenta de que mi humanidad me había abandonado.
Digo sin ningún orgullo que desempeñé mi cometido como soldado. Mandé un batallón de infantería en combate y nunca dejamos de cumplir nuestra misión. Pero quienes me llaman cobarde, sin saberlo, también tienen razón. Fui cobarde no por dejar la guerra, sino por haber sido parte de ella en un principio. Oponerme a la guerra y resistirla era mi deber moral, un deber que me llamaba a realizar una acción basada en principios. En vez de mi deber moral como ser humano opté por cumplir mi deber de soldado. Todo porque tuve miedo. Estaba aterrado: no quería enfrentar al gobierno y al ejército, temía el castigo y la
humillación. Fui a la guerra porque en ese momento era un cobarde, y por eso pido perdón a mis soldados, por no ser líder en lo que debí serlo.
También pido perdón al pueblo iraquí. A él le digo que lamento los toques de queda, los allanamientos, las matanzas. Ojalá encuentren en sus corazones ese perdón para mí.
Una de las razones por las que no me opuse a la guerra en un principio fue porque tenía miedo de perder mi libertad. Hoy, sentado tras barrotes, me doy cuenta de que existen distintos tipos de libertad, y que pese a mi confinamiento sigo libre en muchas formas importantes.
¿De qué sirve la libertad si tenemos miedo de seguir los dictados de nuestra conciencia? ¿De qué sirve si no somos capaces de vivir con nuestros actos? Estoy confinado a una prisión, pero me siento más conectado que nunca con toda la humanidad. Detrás de estos barrotes soy un hombre libre porque escuché a un poder superior, la voz de mi conciencia.
Mientras estaba confinado en aislamiento total, me encontré un poema de un hombre que rechazó y se resistió al gobierno de la Alemania nazi. Por ello fue ejecutado. Se llamaba Alfred Hanshofer y escribió este poema mientras aguardaba la ejecución.
Culpa
La carga de mi culpa ante la ley
es ligera sobre mis hombros; conspirar
era mi deber para con el pueblo:
de no ser así habría sido un criminal.
Soy culpable, pero no en la forma que creen.
Debí haber cumplido mi deber antes, hice mal;
debí llamar al mal por su nombre,
vacilé demasiado tiempo en condenarlo.
Ahora me acuso con el corazón:
he traicionado mi conciencia demasiado tiempo,
me engañé a mí mismo y a mi prójimo.
Desde el principio supe el camino que seguía el mal,
¡mi advertencia no fue lo bastante fuerte y clara!
Hoy sé de qué fui culpable...
A quienes aún están callados, a quienes persisten en traicionar su
conciencia, a quienes no llaman con claridad al mal por su nombre, a
quienes no hacemos aún lo suficiente para rechazar y resistir, les
digo "den un paso al frente", les digo "liberen su mente". Liberemos
colectivamente nuestra mente, ablandemos nuestro corazón, confortemos
a los heridos, depongamos las armas, y reafirmémonos como seres
humanos poniendo fin a la guerra.
* Camilo Mejía es hijo del legendario compositor sandinista nicaragüense Carlos Mejía Godoy (ver entrevista en Masiosare, 9/05/2004), pasó más de siete años en el ejército [de EEUU] y ocho meses combatiendo en Irak. Durante una licencia militar solicitó estatus de objetor de conciencia y fue declarado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional. El ejército estadunidense lo condenó a prisión por negarse a regresar a la guerra en Irak. El
pasado 15 de febrero fue puesto en libertad.
© 2005 por TruthOut.org
Traducción: Jorge Anaya
Correo Tortuga. Rebelión/La Jornada Martes,22 de febrero de 2005
Camilo Mejía (*)
Fui enviado a Irak en abril de 2003 y en octubre regresé a Estados Unidos con licencia por dos semanas. Retornar a casa me dio la oportunidad de poner mis pensamientos en orden y escuchar lo que mi conciencia me decía. La gente me preguntaba por mis experiencias de la guerra y al responder volvía a vivir todos los horrores: los tiroteos, las emboscadas, la vez que vi cómo arrastraban por los hombros a un joven iraquí sobre un charco de su propia sangre o cuando el fuego de nuestras ametralladoras le arrancó la cabeza a un inocente. La vez que presencié el derrumbe emocional de un soldado porque había matado a un niño, o cuando un anciano cayó de rodillas y gritaba levantando los brazos al cielo, como preguntando a Dios por qué nos habíamos llevado el cuerpo sin vida de su hijo.
Pensé en el sufrimiento de un pueblo cuya patria estaba en ruinas y encima era sometido a nuevas humillaciones por los allanamientos, las patrullas y los toques de queda de un ejército de ocupación.
Y caí en cuenta de que ninguna de las razones que nos dieron para estar en Irak era cierta. No había armas de destrucción masiva. No había vínculo entre Saddam Hussein y Al Qaeda. No ayudábamos al pueblo iraquí y ese pueblo no nos quiere tener allá. No prevenimos el terrorismo ni hacemos más seguro a nuestro país. No pude encontrar una
sola razón para haber estado allá, disparando contra personas y siendo blanco de disparos.
Venir a casa me dio claridad para ver la línea entre el deber militar y la obligación moral. Me di cuenta de que formaba parte de una guerra que me parecía inmoral y criminal, una guerra de agresión, una guerra de dominación imperial. Me di cuenta de que actuar según mis principios resultaba incompatible con mi función en el ejército, y concluí que no podía volver a Irak.
Al deponer mi arma escogí reafirmarme como ser humano. No he desertado del ejército ni he sido desleal a los hombres y mujeres del ejército. No he sido desleal a una patria. Solamente he sido leal a mis principios.
Cuando me entregué, con todos mis temores y dudas, no lo hice únicamente por mí. Lo hice por el pueblo de Irak, incluso por los iraquíes que me dispararon: ellos sólo estaban del otro lado de un campo de batalla en el que la guerra misma es el único enemigo. Lo
hice por los niños de Irak, que son víctimas de las minas y del uranio empobrecido. Lo hice por los millares de civiles desconocidos que han muerto en la guerra. El tiempo que dure en prisión es un precio pequeño comparado con el que iraquíes y estadunidenses han pagado con su vida. Un precio pequeño comparado con el que la humanidad ha pagado por la guerra.
Muchos me han llamado cobarde, otros me dicen héroe. Creo que se me puede encontrar en algún punto medio. A quienes me han dicho héroe les digo que no creo en los héroes, pero sí creo que personas ordinarias pueden hacer cosas extraordinarias.
A quienes me llaman cobarde les digo que se equivocan y que, sin saberlo, también tienen razón. Se equivocan en creer que dejé la guerra por miedo de que me mataran. Reconozco que había miedo, pero también estaba el temor de matar inocentes, de colocarme en posición de tener que matar para sobrevivir, de perder mi alma en el proceso de
salvar mi cuerpo, de perderme para mi hija, para la gente que me ama,para el hombre que antes fui, el hombre que quiero ser. Tenía miedo de despertar una mañana y darme cuenta de que mi humanidad me había abandonado.
Digo sin ningún orgullo que desempeñé mi cometido como soldado. Mandé un batallón de infantería en combate y nunca dejamos de cumplir nuestra misión. Pero quienes me llaman cobarde, sin saberlo, también tienen razón. Fui cobarde no por dejar la guerra, sino por haber sido parte de ella en un principio. Oponerme a la guerra y resistirla era mi deber moral, un deber que me llamaba a realizar una acción basada en principios. En vez de mi deber moral como ser humano opté por cumplir mi deber de soldado. Todo porque tuve miedo. Estaba aterrado: no quería enfrentar al gobierno y al ejército, temía el castigo y la
humillación. Fui a la guerra porque en ese momento era un cobarde, y por eso pido perdón a mis soldados, por no ser líder en lo que debí serlo.
También pido perdón al pueblo iraquí. A él le digo que lamento los toques de queda, los allanamientos, las matanzas. Ojalá encuentren en sus corazones ese perdón para mí.
Una de las razones por las que no me opuse a la guerra en un principio fue porque tenía miedo de perder mi libertad. Hoy, sentado tras barrotes, me doy cuenta de que existen distintos tipos de libertad, y que pese a mi confinamiento sigo libre en muchas formas importantes.
¿De qué sirve la libertad si tenemos miedo de seguir los dictados de nuestra conciencia? ¿De qué sirve si no somos capaces de vivir con nuestros actos? Estoy confinado a una prisión, pero me siento más conectado que nunca con toda la humanidad. Detrás de estos barrotes soy un hombre libre porque escuché a un poder superior, la voz de mi conciencia.
Mientras estaba confinado en aislamiento total, me encontré un poema de un hombre que rechazó y se resistió al gobierno de la Alemania nazi. Por ello fue ejecutado. Se llamaba Alfred Hanshofer y escribió este poema mientras aguardaba la ejecución.
Culpa
La carga de mi culpa ante la ley
es ligera sobre mis hombros; conspirar
era mi deber para con el pueblo:
de no ser así habría sido un criminal.
Soy culpable, pero no en la forma que creen.
Debí haber cumplido mi deber antes, hice mal;
debí llamar al mal por su nombre,
vacilé demasiado tiempo en condenarlo.
Ahora me acuso con el corazón:
he traicionado mi conciencia demasiado tiempo,
me engañé a mí mismo y a mi prójimo.
Desde el principio supe el camino que seguía el mal,
¡mi advertencia no fue lo bastante fuerte y clara!
Hoy sé de qué fui culpable...
A quienes aún están callados, a quienes persisten en traicionar su
conciencia, a quienes no llaman con claridad al mal por su nombre, a
quienes no hacemos aún lo suficiente para rechazar y resistir, les
digo "den un paso al frente", les digo "liberen su mente". Liberemos
colectivamente nuestra mente, ablandemos nuestro corazón, confortemos
a los heridos, depongamos las armas, y reafirmémonos como seres
humanos poniendo fin a la guerra.
* Camilo Mejía es hijo del legendario compositor sandinista nicaragüense Carlos Mejía Godoy (ver entrevista en Masiosare, 9/05/2004), pasó más de siete años en el ejército [de EEUU] y ocho meses combatiendo en Irak. Durante una licencia militar solicitó estatus de objetor de conciencia y fue declarado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional. El ejército estadunidense lo condenó a prisión por negarse a regresar a la guerra en Irak. El
pasado 15 de febrero fue puesto en libertad.
© 2005 por TruthOut.org
Traducción: Jorge Anaya
Defensa renegocia una deuda de 26.000 millones que no puede pagar
Si el dueño de una casa deja de pagar la hipoteca, el banco no dudará en embargarla. Pero si el Ministerio de Defensa no abona las anualidades de un buque de guerra, un carro de combate o un cazabombardero, ¿quién se atreverá a embargarlos?
La situación puede parecer surrealista, pero es real. Las Fuerzas Armadas españolas han abordado en la última década un proceso de modernización sin precedentes. Aunque tienen algunas carencias clamorosas y parte de su material está obsoleto, disponen de algunos de los armamentos más avanzados del mundo: el caza EF-2000, el tanque Leopardo o la fragata F-100, cuyo sistema de combate es capaz de integrarse en el futuro escudo antimisiles.
Es verdad que muchos de estos proyectos tenían un objetivo más industrial que militar —permitir la privatización de una empresa pública o su integración en un consorcio multinacional— y que nunca existió un planeamiento global, que permitiera asignar los recursos en función de las prioridades de los ejércitos. Pero ello fue posible porque se abusó de la compra a crédito, engordando una deuda que toca pagar ahora, en el peor momento.
La factura global de los llamados programas especiales de armamento —19 sistemas de armas que, en su mayoría, incorporan nuevas tecnologías— suma 30.000 millones de euros, en torno al 3% del PIB español, de los que Defensa ha pagado hasta ahora algo menos de 5.000.
Como todo acreedor que no puede atender sus obligaciones, lo primero que se ha planteado Defensa es la reestructuración de su deuda. Fuentes de dicho departamento confirman que se está negociando con Hacienda una reprogramación de los pagos, de forma que los plazos se alarguen cinco años: del 2025 al 2030. Las empresas aceptarán si pueden aplazar a su vez la devolución de los créditos a Industria.
Las mismas fuentes reconocen que esta medida solo permitirá un alivio pasajero, sin resolver el problema de fondo. Un estudio editado por Defensa propone traspasar la deuda a un organismo público de nuevo cuño que se encargaría de gestionarla; o bien que las devoluciones a Industria generen automáticamente nuevos fondos para Defensa. Algunos expertos sugieren lisa y llanamente la condonación de los créditos de Industria con el argumento de que, en realidad, no se trata de una deuda de las empresas con el Estado sino de un ministerio con otro, pero eso supondría computar los 15.000 millones como déficit, y no parece la mejor coyuntura para hacerlo.
La situación puede parecer surrealista, pero es real. Las Fuerzas Armadas españolas han abordado en la última década un proceso de modernización sin precedentes. Aunque tienen algunas carencias clamorosas y parte de su material está obsoleto, disponen de algunos de los armamentos más avanzados del mundo: el caza EF-2000, el tanque Leopardo o la fragata F-100, cuyo sistema de combate es capaz de integrarse en el futuro escudo antimisiles.
Es verdad que muchos de estos proyectos tenían un objetivo más industrial que militar —permitir la privatización de una empresa pública o su integración en un consorcio multinacional— y que nunca existió un planeamiento global, que permitiera asignar los recursos en función de las prioridades de los ejércitos. Pero ello fue posible porque se abusó de la compra a crédito, engordando una deuda que toca pagar ahora, en el peor momento.
La factura global de los llamados programas especiales de armamento —19 sistemas de armas que, en su mayoría, incorporan nuevas tecnologías— suma 30.000 millones de euros, en torno al 3% del PIB español, de los que Defensa ha pagado hasta ahora algo menos de 5.000.
Los restantes 26.000 millones deberían abonarse a las empresas en sucesivas anualidades hasta el año 2025, pero los propios responsables de Defensa reconocen que eso es imposible sin un drástico aumento del presupuesto, lo que resulta impensable cuando España se ha marcado como objetivo prioritario reducir el déficit al 5,8 % al final de este año y al 3% en 2013
Ya en 2011 el Ministerio de Defensa se ha visto en serios apuros para atender sus obligaciones. La partida que recibió para pagar esos 19 grandes programas fue de 204,5 millones, inferior en 543 a la inicialmente prevista. Gracias a los créditos de Industria logró llegar a los 1.000 millones y aun así faltaron 690 para cumplir los compromisos adquiridos con las empresas.
Ya en 2011 el Ministerio de Defensa se ha visto en serios apuros para atender sus obligaciones. La partida que recibió para pagar esos 19 grandes programas fue de 204,5 millones, inferior en 543 a la inicialmente prevista. Gracias a los créditos de Industria logró llegar a los 1.000 millones y aun así faltaron 690 para cumplir los compromisos adquiridos con las empresas.
Si se tratara de un problema coyuntural, bastaría con posponer los pagos. Pero la situación no será mejor sino que se agravará en el futuro. El programa de pagos se diseñó de tal forma que en los primeros años, los de bonanza económica, las cuotas eran reducidas; mientras que ahora, en plena crisis, su cuantía se multiplica, hasta el punto de que a partir de 2014 será superior a la suma de todo el capítulo de inversiones del ministerio: 1.005 millones en 2011.
Según fuentes de Defensa, mantener los plazos previstos supondría que en 15 años las Fuerzas Armadas no podrían hacer ninguna nueva inversión y aun así no bastaría. Cuando se decidió la adquisición de las nuevas armas no se tuvo en cuenta el alto coste que supone mantenerlas operativas: más de 400 millones anuales ahora y 800 millones a medio plazo. En conjunto, según los cálculos de Defensa, harían falta 1.500 millones de euros más al año para cumplir lo comprometido.
En su comparecencia ante el Congreso de octubre pasado, para presentar los presupuestos de este año, el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, ya se refirió en términos muy duros a la política que ha llevado a esta situación. “No deberíamos haber adquirido sistemas [de armas] que no vamos a utilizar, para escenarios de confrontación que no existen y, lo que es más grave, con un dinero que no teníamos entonces ni tenemos ahora”, admitió. Méndez precisó después que, “de los 27.000 millones de deuda”, a las legislaturas del PP corresponden “23.000 y pico millones”, y a las dos últimas del PSOE, “3.000 y pico”.
Según fuentes de Defensa, mantener los plazos previstos supondría que en 15 años las Fuerzas Armadas no podrían hacer ninguna nueva inversión y aun así no bastaría. Cuando se decidió la adquisición de las nuevas armas no se tuvo en cuenta el alto coste que supone mantenerlas operativas: más de 400 millones anuales ahora y 800 millones a medio plazo. En conjunto, según los cálculos de Defensa, harían falta 1.500 millones de euros más al año para cumplir lo comprometido.
En su comparecencia ante el Congreso de octubre pasado, para presentar los presupuestos de este año, el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, ya se refirió en términos muy duros a la política que ha llevado a esta situación. “No deberíamos haber adquirido sistemas [de armas] que no vamos a utilizar, para escenarios de confrontación que no existen y, lo que es más grave, con un dinero que no teníamos entonces ni tenemos ahora”, admitió. Méndez precisó después que, “de los 27.000 millones de deuda”, a las legislaturas del PP corresponden “23.000 y pico millones”, y a las dos últimas del PSOE, “3.000 y pico”.
Si tal alegría presupuestaria fue posible —“irresponsabilidad” la llamó Méndez— es porque los gastos de Defensa tuvieron un fuerte crecimiento a principios de este siglo, hasta llegar a 8.500 millones en 2008. Desde entonces han caído un 16%, limitándose este año a 7.154 millones.
Además, Defensa contaba con los ingresos derivados de la venta de viviendas y solares ocupados por antiguos cuarteles, pero el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha secado ambas fuentes de ingresos. Si entre 2004 y 2007 se generaron por estos conceptos unos 500 millones anuales, en 2009 fueron 148 millones y en 2010 solo 100.
Con todo, lo que ha mantenido en pie el sistema son los créditos sin interés que, por unos 15.000 millones de euros, ha concedido el Ministerio de Industria a las empresas. El problema es que ahora toca devolverlos.
Además, Defensa contaba con los ingresos derivados de la venta de viviendas y solares ocupados por antiguos cuarteles, pero el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha secado ambas fuentes de ingresos. Si entre 2004 y 2007 se generaron por estos conceptos unos 500 millones anuales, en 2009 fueron 148 millones y en 2010 solo 100.
Con todo, lo que ha mantenido en pie el sistema son los créditos sin interés que, por unos 15.000 millones de euros, ha concedido el Ministerio de Industria a las empresas. El problema es que ahora toca devolverlos.
Como todo acreedor que no puede atender sus obligaciones, lo primero que se ha planteado Defensa es la reestructuración de su deuda. Fuentes de dicho departamento confirman que se está negociando con Hacienda una reprogramación de los pagos, de forma que los plazos se alarguen cinco años: del 2025 al 2030. Las empresas aceptarán si pueden aplazar a su vez la devolución de los créditos a Industria.
Las mismas fuentes reconocen que esta medida solo permitirá un alivio pasajero, sin resolver el problema de fondo. Un estudio editado por Defensa propone traspasar la deuda a un organismo público de nuevo cuño que se encargaría de gestionarla; o bien que las devoluciones a Industria generen automáticamente nuevos fondos para Defensa. Algunos expertos sugieren lisa y llanamente la condonación de los créditos de Industria con el argumento de que, en realidad, no se trata de una deuda de las empresas con el Estado sino de un ministerio con otro, pero eso supondría computar los 15.000 millones como déficit, y no parece la mejor coyuntura para hacerlo.
INSUBMÍS CANÇÓ DE LLUIS LLACH
Que no hi ha res que miren els teus ulls;
que cap on tu vas; allà on vas no t'hi espera ningú;
que ets captiu de quimeres encara adolescents;
que és inútil el gest del teu cor encara massa valent;
que no hi haurà mans per a les teves si son buides per bondat...
Jo t'estimo així, insubmís a les armes
jo t'estimo així, si el coratge no et deixa sotmetre ningú.
Perqué no ets la ferralla d'un robot assassí
Perquè imagines la pau més enllà d'un mercat entre botxins.
Sempre hi ha una primavera que ens espera, somni enllà..
Jo t'estimo així, insubmís a les armes.
Jo t'estimo així, quan el coratge no et deixa sometre ningú.
Que nada hay donde miran tus ojos
nada hacia donde tú vas ;
allá a donde vas nadie te espera;
que eres cautivo de quimeras aún adolescentes;
que es inútil el gesto de tu corazón todavía demasiado valiente ;
que no habrá manos para las tuyas, si están vacías por bondad...
Así te amo, insumiso a las armas.
Así te amo, si el corage no deja que te sometas a nadie
Porque ni sabes ni quieres aprender el terror;
porque no sientes ni crees en el odio para tus proyectos de amor;
porque no eres la chatarra de un robot asesino;
porque imaginas la paz más allá de un mercado entre verdugos.
Siempre hay una primavera que nos espera, más allá del sueño.
Así te amo, insumiso a las armas.
Así te amo, cuando el coraje no deja que te sometas a nadie.
que cap on tu vas; allà on vas no t'hi espera ningú;
que ets captiu de quimeres encara adolescents;
que és inútil el gest del teu cor encara massa valent;
que no hi haurà mans per a les teves si son buides per bondat...
Jo t'estimo així, insubmís a les armes
jo t'estimo així, si el coratge no et deixa sotmetre ningú.
Perquè ni saps ni vols aprendre el terror.
Perquè ni sents ni creus en l'odi per als teus projectes d'amor.Perqué no ets la ferralla d'un robot assassí
Perquè imagines la pau més enllà d'un mercat entre botxins.
Sempre hi ha una primavera que ens espera, somni enllà..
Jo t'estimo així, insubmís a les armes.
Jo t'estimo així, quan el coratge no et deixa sometre ningú.
INSUMISO
Que nada hay donde miran tus ojos
nada hacia donde tú vas ;
allá a donde vas nadie te espera;
que eres cautivo de quimeras aún adolescentes;
que es inútil el gesto de tu corazón todavía demasiado valiente ;
que no habrá manos para las tuyas, si están vacías por bondad...
Así te amo, insumiso a las armas.
Así te amo, si el corage no deja que te sometas a nadie
Porque ni sabes ni quieres aprender el terror;
porque no sientes ni crees en el odio para tus proyectos de amor;
porque no eres la chatarra de un robot asesino;
porque imaginas la paz más allá de un mercado entre verdugos.
Siempre hay una primavera que nos espera, más allá del sueño.
Así te amo, insumiso a las armas.
Así te amo, cuando el coraje no deja que te sometas a nadie.
Lluís Llach
FORCES DE PAU NOVIOLENTES
Forces de Pau Noviolentes
www.forcesdepaunoviolentes.org
Sol·licitud de suport a les Forces de Pau Noviolentes adreçada a
Plataforma Aturem la Guerra
Alguns dels iniciadors del moviment d’Objectors de Consciència Noviolents dels anys 70 i alguns dels Escuts Humans, que recentment hem estat a Iraq, impulsem a Catalunya les Forces de Pau Noviolentes.
Les Forces de Pau Noviolentes, sorgides de la Crida per la Pau de la Haia (1999) s’han constituït el desembre de 2002 a l’Índia amb el suport de 80 organitzacions dels 5 continents i amb el de 7 Premis Nobel de la Pau: Óscar Arias, Dalai Lama, Adolfo Pérez Esquivel, José Ramos Horta, Mairead Maguire, Rigoberta Menchú i Lech Walesa.
Es tracta d’organitzar unes forces de pau civils, internacionals i permanents, entrenades per intervenir a gran escala amb accions noviolentes en àrees de conflicte d’arreu del món i oferir una alternativa a les intervencions militars.
Aquestes Forces de Pau s’estan formant amb centenars de pacificadors noviolents, ben entrenats, que seran enviats a àrees de conflicte per prevenir la mort i la destrucció; per protegir els drets humans, tot creant l’espai perquè els grups locals puguin afavorir el diàleg i buscar solucions pacífiques als conflictes. El primer projecte pilot comença enguany en el procés de pau a Sri Lanka (antiga Ceilan).
Aquestes Forces de Pau Noviolentes, per poder ser eficaces, necessiten el suport i la implicació dels ciutadans i ciutadanes d’arreu del món que estan contra les guerres; necessiten que les administracions públiques reconverteixin una part de la seva despesa en forces armades cap al finançament d’unes forces de pau noviolentes.
Creiem que aquesta iniciativa, que respon al vell de somni de Gandhi d’un “exèrcit noviolent”, arriba en el moment en què el clam contra les guerres de milions de persones i de milers d’organitzacions d’arreu del món, i especialment a casa nostra, reclama organitzar sistemes de defensa i de resolució de conflictes noviolents alternatius a les intervencions violentes de les Forces Armades que, tard o d’hora, augmenten l’espiral de violència.
Per tal que les Forces de Pau Noviolentes siguin més conegudes i puguin ajudar a canalitzar el desig popular de participar en la construcció d’una Cultura de Pau amb un sistema de defensa i d’intervenció no armats, que cerquin una resolució noviolenta dels conflictes demanem el suport de la Plataforma Aturem la Guerra que pot concretar-se, entre d’altres, amb algunes d’aquestes actuacions:
Donar suport públic a les Forces de Pau Noviolentes.
- Difondre entre els vostres membres aquesta iniciativa (internet, cartes, tríptics; presentacions)
- Emplaçar els partits polítics perquè, en els propers períodes electorals, es comprometin a que les administracions públiques dediquin una part dels nostres impostos a fomentar en general la Cultura de Pau (suport a organitzacions, fundacions i campanyes...ja existents) i a les Forces de Pau Noviolentes, en concret.
- Afavorir entre els vostres membres l’Objecció Fiscal, mentre no hi hagi una reorientació dels pressupostos de les Forces Armades (a Espanya cada dia 30 milions d’€uros = 5.000 milions de ptes) cap a l’enfortiment de la Cultura de Pau: educació per la pau, recerca i formació sobre resolució pacífica de conflictes; entrenament i finançament de Forces de Pau Noviolentes... (Informació sobre objecció fiscal a: www.solidaries.org/ofiscal)
- Demanar els periodistes i pressionar els mitjans de comunicació perquè incloguin seccions i programes dedicats a informar i donar ver a les iniciatives, organitzacions i campanyes favorables a la Cultura de Pau.
Esperant el vostre suport, us saludem cordialment,
Pepe Beúnza, primer Objector de Consciència noviolent a l’Estat Espanyol (1971)
Martí Olivella, primer grup d’Objectors de Consciència (1975). Director de Nova, Centre per a la innovació Social. Bernat Carreras, impulsor dels Escuts Humans a Iraq (2003)
David Barba, objector inssubmís (1997) i del primer grup d’Escuts Humans a Iraq (2003)
Marc Bret, del primer grup d’Escuts Humans a Iraq (2003)
Organitzaciómembre:
www.forcesdepaunoviolentes.org
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www.novacis.org
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Informació:
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www.solidaries.org
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jueves, 15 de marzo de 2012
DISCURS DE PEPE BEÚNZA EN L'ACTE DE LLIURAMENT DEL PREMI CONSTRUCTORS DE PAU DE LA GENERALITAT CATALANA
Acte de lliurament del I Premi ICIP Constructors de Pau al
col·lectiu d’objectors i insubmisos
Discurs de Pepe Beunza, primer objector de consciència per raons
ideològiques, en recollir el guardó en nom del col·lectiu
Avui dono gràcies a la vida per tenir tants amics, tan lluitadors, tan pacífics i tan
generosos. Aquí m'acompanyen de totes les etapes, l'objecció individual,
l'objecció col·lectiva, l'objecció plantada i de l'espectacular insubmissió. També
Lluís Fenollosa i Angels Recasens dels primers grups de suport i que van anar
a presó per demanar la meva llibertat. En nom de tots recullo amb orgull i
agraeixo, aquest premi “Constructors de Pau 2011” de l'Institut Català
Internacional per la Pau.
Voldria destacar que els que més s’ho mereixen son els insubmisos, perquè ja
en democràcia, amb el seu coratge, aguantant molts anys de processos,
presons, amb accions noviolentes de gran imaginació, i amb el recolzament
social de l'espectacular creixement de l'objecció de consciència, aconseguirem
la desaparició del Servei Militar Obligatori (SMO) i gairebé també, el somni de
tots els pacifistes, que era buidar les casernes.
La fi de la mili s’havia previst per el 2012 i va haver de ser avançada deu
anys, per evitar el desprestigi total d'unes casernes buides. Van ser trenta anys
de dura campanya noviolenta amb un balanç espectacular. Gairebé un milió
d'objectors, 30.000 insubmisos i més de mil anys de presó complerts, que van
acabar amb el SMO.
Hem de destacar el magnífic treball de recolzament dels familiars i amics
perquè nosaltres escollíem anar a la presó però els nostres pares no escollien
tenir un fill pres i això els causava problemes i patiments. El premi també es per
ells.
Estem obligats a recordar a Kike Mur, insubmís que va morir a la presó de
Torreros (Zaragoza) en 1997 en condicions poc aclarides. El seu sacrifici no va
ser estèril encara que els responsables no fossin jutjats. Els joves que ara es
lliuren de l'esclavatge del SM haurien de recordar amb gratitud la seva vida,
com la recordem nosaltres. També em d'explicar que encara hi ha països
d'Europa com Grècia o Turquia on els objectors són perseguits i empresonats.
Per ells la nostra solidaritat.
Però hem de seguir. Hem passat d'una dictadura franquista a una dictadura
financera internacional davant la que hem de ser també insubmisos. No es pot
anomenar crisi a una economia que permet que els dotze més rics d'Espanya
segueixin gaudint d'enormes guanys mentre la majoria sofreix mancances
bàsiques en un estat de dret.
Hem de seguir perquè no hi ha conquestes socials per sempre. Estem veient
com es perden millores en sanitat, ensenyament, serveis socials etc. del que
era un principi de societat del benestar aconseguida amb moltes lluites i
sacrificis.
Diuen que no hi ha diners, però nosaltres sabem on son. És un escàndol que
cal denunciar amb totes les nostres forces. Amb la quarta part del que el món
gasta en armament es podrien solucionar els problemes bàsics de la humanitat.
L'eslògan : “menys armes més escoles o despeses militars per a despeses
socials” tenia vigència quan varen començar en 1971 i ho segueix tenint ara
amb molta més raó.
Hem nascut per gaudir de la vida en aquest generós planeta que com deia
Gandhi, “dóna suficient per cobrir les necessitats de tots però no per a la
cobdícia d'uns pocs”.
És monstruós pensar que cada nen que ve al món, en comptes de rebre el
necessari per a una vida digna, és a dir, menjar, casa, amor, cultura etc. Rep
quinze condemnes a mort que és el que ens toca a cadascun de nosaltres de
l'enorme arsenal atòmic acumulat. Això fa que sigui un miracle cada dia, veure
sortir el sol.
Nosaltres hem escollit un adversari poderós, el complex militar industrial, que
treu beneficis econòmics de la mort i la destrucció. Som molts però no els
suficients. Per això hem d'aprendre a superar les nostres diferències y a crear
complicitats, perquè la nostra divisió és la seva força.
Si volem sobreviure com a espècie humana, el desarmament és un objectiu
prioritari perquè cap exercit, ens pot defensar d'un atac amb armes atòmiques,
químiques o bacteriològiques. Per això tota despesa militar és una despesa
inútil per a la nostra seguretat i d'aquesta realitat hem de convèncer també als
militars.
Però volem ser positius; hem de passar d'una cultura de mort, capitalista i
depredadora, de malbaratament, competència, por, velocitat, egoisme, a una
cultura de pau, on la vida sigui sagrada, basada en la cooperació, la
generositat, la protecció del feble, l'alegria, la senzillesa, la compassió, valors
que ens fan persones i a les societats mes felices.
Hem de potenciar les organitzacions de pau perquè puguin canalitzar l'enorme
aspiració dels ciutadans, per construir una societat mes justa i pacífica on el
progrés sigui el repartiment de la riquesa.
Catalunya, nació sense exèrcit, està en una magnífica situació per crear unes
forces de pau noviolentes que ens permetin intervenir en els conflictes, en
tasques de interposició, mediació, immobilització de l'adversari, diàleg,
reconstrucció etc. perquè si quan hi ha un conflicte, solament tenim exèrcits
armats, l'espiral de violència està assegurada, com veiem contínuament.
Nosaltres creiem en la defensa amb les armes de la noviolència. Cap tirà, cap
invasor és capaç de resistir una vaga general, una campanya de no
cooperació, o de desobediència civil. Però per això és necessari que la riquesa
estigui repartida, que la societat sigui participativa i descentralitzada, i que el
poble estigui entrenat en aquestes tècniques.
Ara per ara som, com deia el nostre mestre Gonzalo Arias, aprenents de
noviolència. Hi ha molta història per explorar però quan una campanya surt be
com la que recordem avui, hem d'utilitzar-la per aprendre i avançar. Podem
canviar les lleis injustes i les societats poden millorar.
Un altre món no solament és possible sinó que és necessari. La resposta
noviolenta del jovent del 15 M a les càrregues de la policia, ens omple
d'esperança. El camí de la noviolència, amb les seves fases de confiança,
denúncia, no cooperació, desobediència civil i societat alternativa, és ample i
llarg i està ple d'aventures apassionants, d'emocions, d'alegries i també, com
es lògic, de sacrificis. Es un camí que ens farà lliures i independents. En
definitiva un camí per ser bones persones. Hi ha lloc per tots i totes.
Moltes gràcies
Barcelona, 29 de febrer de 2012.
domingo, 11 de marzo de 2012
CADA ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA.......
RED ANTIMILITARISTA Y NOVIOLENTA DE ANDALUCÍA (R.A.N.A.)
Nota de Prensa
CADA ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA, LA POSEA QUIEN LA POSEA, ES UN ACTO DE TERRORISMO CONTRA LA HUMANIDAD
La Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía (R.A.N.A.), ante la recién finalizada IIª Cumbre de Seguridad Nuclear, denuncia que existe en el mundo tanto material radiactivo (uranio y plutonio militar) como para fabricar hasta 120.000 bombas atómicas con una capacidad de destruir varias veces el planeta Tierra.
Andalucía, 30 de Marzo de 2012.
En relación con la reciente celebración en Seúl de la IIª Cumbre de Seguridad Nuclear, donde el estado español ha sido representado por el sr. Mariano Rajoy, la R.A.N.A. transmite a la ciudadanía de Andalucía que:
1º.- La energía nuclear, civil y militar, es, como Hiroshima, Chernóbil, Fukushima, etc., han demostrado, una fuente contínua de INSEGURIDAD (1) para la Humanidad (proliferación de armas y componentes nucleares, accidentes....). La R.A.N.A. aboga por su sustitución inmediata por fuentes energéticas renovables y no contaminantes, así como exige el total desmantelamiento de los arsenales atómicos y de otras armas de destrucción masiva (como las químicas y biológicas).
2º.- La energía nuclear, civil y militar, es en sí misma ANTIDEMOCRÁTICA (2) y COSTOSA, pues es rechazada mayoritariamente por prácticamente toda la ciudadanía del planeta y representa fuertes desembolsos para los bolsillos de l@s contribuyentes; además, su gestión es totalmente tecnocrática y se hace de espaldas a la voluntad ciudadana.
3º.- La energía nuclear es ANTIECOLÓGICA (3) e INHUMANA, pues pone en peligro el Medio Ambiente y las generaciones futuras. Las armas atómicas, y todas las armas de destrucción masiva, deben ser completamente eliminadas. Ninguna persona a favor de la vida y del sentido común puede admitirlas, ética, religiosa o políticamente hablando, de ningún modo.
4º.- La R.A.N.A. denuncia el llamado “parón de las energías renovables” y recuerda que: "Un problema básico es que los reactores comerciales generan cantidades importantes de plutonio como un derivado normal de la cadena de reacción dentro de las varas del combustible. Una vez que está separado del combustible, este plutonio puede ser utilizado como material fisionable en un arma nuclear." Por ello los antimilitaristas entienden que las empresas de energía nuclear civil (proveedoras de uranio y plutonio) están actuando como lobbys de presión al estar en CONNIVENCIA CON LOS INTERESES MILITARES.
5º.- Desde el punto de vista de la Paz mundial, las armas nucleares constituyen un ATENTADO TERRORISTA perpetrado, básicamente, por los estados que las fabrican y usan (como amenaza permanente). La R.A.N.A. considera toda arma de destrucción masiva (nuclear, química o biológica) como un arma terrorista la posea quien la posea. La acusación de que Irán podría fabricar un arma nuclear, cuando EE.UU. e Israel, por citar sólo dos ejemplos, las poseen a millares, es de un cinismo y perversión sin medida; si bien los pacifistas rechazan con determinación, también, que más estados fabriquen cualquier tipo de armas de destrucción masiva.
6º.- La R.A.N.A. denuncia la COMPLICIDAD DE ESPAÑA con la estrategia nuclear norteamericana en el Mediterráneo. Esta complicidad se ha traducido, durante decenios, en el préstamo de las bases de Rota, Morón y Gibraltar a la OTAN y EE.UU., así como, en estos momentos, en la instalación de un “escudo antimisiles” en la Base Aeronaval de Rota. Los gobiernos del PP y del PSOE han vulnerado continuamente el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, engañando con impunidad a la ciudadanía sobre la condición de dicho referéndum que se refería a la no nuclearización del territorio.
y 7º. Dado que las bases de Rota, Morón y Gibraltar tienen capacidad nuclear, la R.A.N.A. exige (mientras no se desmantelen definitivamente estas bases) la habilitación de PLANES DE EMERGENCIA NUCLEAR (4) para las provincias de Cádiz y Sevilla. Igualmente, propone la declaración del Estrecho de Gibraltar como ZONA INTERNACIONAL NO NUCLEAR (5)
Frente a las mentiras de los irresponsables gobiernos que apuestan por la energía y las armas nucleares con la mortal excusa de la “disuasión nuclear”, desde la R.A.N.A. se hace un llamamiento por otro mundo mejor posible y responde con tres palabras a la descafeinada e insuficiente IIª Cumbre de Seguridad Nuclear:
RESISTENCIA, ECOLOGÍA Y NOVIOLENCIA.
¿NUCLEAR?, ¡¡NO, GRACIAS!!
- Notas (2) y (3): http://www.diagonalperiodico.net/antigua/pdfs28/14diagonal28-web.pdf
- Nota (5): Informe (año 2000) del CSN sobre el accidente del Tireless en Gibraltar… sin medidas de protección para la población: http://www.csn.es/descarga/tireless.pdf
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