LOS PRIMEROS PASOS EN LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA AL SERVICIO MILITAR
Solidaridad con Pepe Beúnza
Carta de Pepe Beúnza a Rafael Rodrigo
El Aiun 16-5-73
Querido amigo :
Hace ya algún tiempo que recibí tu carta aunque por falta de tiempo y pereza, no te contesté hasta hoy. Me alegré mucho pues a las cartas que me enviste a Galeras no pude contestar como hubiera querido pues te controlaban la correspondencia y era arriesgado para mi, estando preso. Aquí me controlan la de entrada (se prudente) y la de salida no sé. Da mucha rabia pero ya estoy acostumbrado y hay que tener paciencia. Por eso no te envié direcciones privadas ya que aunque no procuramos evitar la clandestinidad sí debemos ser prudentes.
El tiempo pasa muy deprisa y aunque al principio me costó adaptarme , ahora me encuentro animado y en forma. Cuando pienso en el gran trabajo que hay que hacer fuera, el tiempo me parece detenido y Marzo 74 no llega nunca. Yo también tendré mucho interés en charlar contigo y me hará falta pues me tendréis que poner al día ya que saldré bastante despistado. Espero que para entonces aún te sigas interesando en la no-violencia como vía experimental para la transformación radical de la sociedad ( objeción de conciencia incluida).
Supongo que tendrás curiosidad por saber cómo es esto: vivimos en un cuartel de la legión a 3 km de Aaiun y 25 kms de la costa ( el clima es menos caluroso). Formamos una compañía de corrigendos y somos temidos y despreciados al mismo tiempo. Nuestra vida militar está reducida al mínimo pues no hacemos servicios de armas ni instrucción militar. Trabajamos en la construcción, almacenes, con camiones cuba, etc. Yo trabajo en la oficina de la compañía. En general los trabajos no son duros aunque el mío me parezca un trabajo de cadáveres. Tenemos paseo como los demás soldados, y si esto se hace a ratos duro, es porque la mili en Africa es bastante más desgradable ( Aaiun es un gran cuartel) y más en la legión. Ves algunos espectáculos que te hacen envejecer diez años, aunque después de recuperas. Después del trabajo voy al cine del cuartel a vender pipas y cacahuetes, pues además de ganar algo de dinero, es la actividad más rentable que podía hacer ya que otras más serias me están vedadas debido a la vigilancia a la que estoy sometido.
Esto hace que no tenga mucho tiempo libre.
Puedes escribir pidiendo bibliografía sobre la no-violencia a José Godoy c/ Bailén 12-3° A Granada
En Valencia puedes ir a ver a un buen amigo mío : Antonio Tordera c/ Cura Femenina n° 9 Tel ( creo) 274543. Él te pondrá al corriente mejor que yo. Puedes enseñarle mi carta. Está haciendo la mili, lo cual le obliga a ser prudente.
Espero que todo esto te sirva para ir descubriendo poco a poco el camino de la no-violencia
Un abrazo Pepe Beúnza
P.D. Por lo que me pude enterar te expulsaron de milicias. Si es cierto confírmalo pero de forma indirecta o explícame tu situación militar. Sé muy prudente, no te vayas a comprometer. Por mí no te preocupes, conocen de sobra mis ideas.
Instancia dirigida al Exmo. Sr. Coronel Jefe de la Caja de Reclutas n° 311 de Valencia
Exmo. Sr
Exmo. Sr
Rafael Rodrigo Navarro , mayor de edad, Licenciado en Pedagogía con domicilio en Valencia , plaza del Xúquer n° 10 , pta 14 ante V.E. comparezco y como mejor proceda EXPONGO :
Durante los meses de junio, julio y agosto de losa años 1970 y 1971 serví en el Ejército Español, en el campamento de Ronda ( Málaga) de la I.P.S. , siendo ascendido al empleo de Sargento Eventual de Complemento de Infantería con antigüedad desde primero de octubre de 1971
Posteriormente , en 1 de junio de 1972 continué mi servicio en el C.I.R.E de Talarn ( Lérida) , procedente de la 2ª Zona de I.P.S.
En 10 de agosto del propio año fui dado de baja en el C.I.R.E y el 10 de agosto de 1973 , según reza mi cartilla militar, fui incorporado al I.P.S de Valencia procedente del anterior C.I.R.E
En Talarn serví con el empleo de Sargento Eventual de Complemento, al que fui promovido en la fecha indicada. En 23 de agosto de 1972 y por orden de su Excelencia el Capitán General de la IV Región Militar se me proveyó , siempre como Sargento Eventual de Complemento , de pasaporte militar para trasladarme a Valencia, mi ciudad de residencia, por causar baja en el referido C.I.R.E. Desde entonces y , como quiera que en aquella fecha, agosto de 1972 se me ordenó por el comandante militar que permaneciera en mi residencia de Valencia hasta nueva orden he venido haciéndolo así.
Posteriormente y sin que yo hubiera tenido conocimiento de ello hasta el día de la fecha, toda vez que por causa de mi trabajo he tenido que realizar diversos desplazamientos, se recibió en mi casa papeleta de citación de incorporación a filas procedente de la Caja de Reclutas n° 311 de Valencia
Nuevo correo de Pepe Beunza en contestación a un anterior escrito de Rafael Rodrigo
Playa de Aaiun 24-1-74
Recibí tu carta. Muchas gracias, siempre me anima recibir cartas tuyas pues pienso que por una carta de ánimo tuviste muchos problemas.
Hace unos tres meses que nos han trasladado cerca del mar a 25 km del Aaiun, lo cual nos permite una vida más sana y libre. Me baño todos los días aunque el agua está algo fría. Ahora aunque no lo parezca hace frío . Por la noche con dos mantas no es suficiente. Es curioso que en el Sáhara haga frío.
Mi trabajo sigue siendo el mismo y el tiempo pasa deprisa. Me encuentro muy bien de ánimos y mejor según falta menos tiempo.
Me parece formidable que intentes crear una comunidad. Tal vez sea una solución a los numerosos problemas que plantea nuestra sociedad y ante los cuales el individuo se encuentra en calzoncillos. Si os interesa la vida comunitaria sería interesante estudiar otras comunidades del nuestro y otros países para evitar iniciales pasos falsos. De todas formas andando se aprende.
Yo tengo la cabeza llena de planes e ilusiones pero no tengo ni idea de lo que haré pues en tres años me encontraré las cosas muy diferentes y habrá que adaptarse y ponerse al día.
Hasta pronto . Un abrazo muy fuerte.
Pepe
LAS CONDENAS
EL dia 10 de Agosto de 1974 me presenté en el cuartel que me indicaban los papeles de incorporación que resultó ser el cuartel de artillería 20 de Guadalajara de Valencia y fui inmediatamente detenido pasando a los calabozos. En pleno mes de Agosto aquellos recintos resultaban muy calurosos de modo que durante todo el día esperaba que llegara el atardecer pues notaba , aunque ligera, la brisa de la tarde.
Mas tarde supe que uno de los soldados de aquel regimiento, Antonio Cortés, estuvo a punto de abandonar también las armas pues mi actitud le hizo plantearse la contradicción entre su creencias religiosas y el servicio de armas que estaba haciendo en aquel momento. Tras largas conversaciones con el capellán del cuartel dejó su objeción para más adelante y con posterioridad nos encontramos en algunas luchas y actividades pacifista y mantenemos una amistad hasta el día de hoy .
Puesto que sólo me era permitida la lectura de la Biblia , empecé a leerla con todo detalle empezando por el Antiguo Testamento y a esperar pacientemente a que se tomara alguna resolución sobre mi persona.
Pepe Beúnza nada más supo de mi detención se puso en contacto con algunas personas que habían formado un grupo de apoyo a la Objeción de Conciencia cuando él presentó su negativa, ellos elaboraron una estrategia de apoyo también para mi negativa y el día 20 Agostó se presentó en el cuartel 20 de Guadalajara y pudo entrevistarse conmigo.
Aunque le autorizaron aquella entrevista, la presencia de Pepe Beúnza en Valencia , puso alerta al estamento militar y quizás temiendo algún tipo de movilización semejante a la que se produjo cuando él fue detenido, tomaron a partir de ese momento medidas más estrictas en lo referente a las visitas y a los pocos días se libró la orden de que fuera trasladado de inmediato a la cárcel modelo Valencia
Tras los días de aislamiento preceptivos se me pasó a la nave común, se me proporcionó una celda y se me explicaron las normas y horarios para las salidas al patio así como los turnos en los que debía participar en tareas de cocina y limpieza.
El trato de los presos hacia mi persona fue correcto , algunos de ellos se me acercaban y me preguntaban por mi delito, al explicarles mis motivos no acababan de comprender o pensaban que ocultaba, como otros, la verdad de los hechos de modo que a cada uno mi situación le evocaba respuestas diferentes. Pero la bonanza no duró mucho pues a los pocos días un funcionario de la prisión me llamó la atención por llevar la barba un tanto crecida ya que en los calabozos militares del 20 de Guadalajara se había respetado este hecho. Yo le argumenté que yo llevaba barba habitualmente y que no veía motivo alguno para tener que afeitarme, que la llevaba limpia y correctamente recortada . Tras llamar a su inmediato superior, se me instó por obediencia a afeitarme bajo el argumento de la higiene. Yo contraargumenté que precisamente la barbería de la prisión era el lugar más infecto de todo el recinto carcelario y que había observado que afeitaban a diferentes presos con las mismas cuchillas pasando posiblemente infecciones de piel de unas personas a otras. Se me instó a obedecer . Yo me negué y se me levanto un expediente disciplinario dentro de la cárcel que dio con mis huesos en las celdas de castigo. Por aquel entonces existía una celda especial de castigo totalmente oscura e ilegal ya por entonces en la que no entraba ni un solo rayo de luz. Se me introdujo en ella con la intención de que me asustara y depusiera mi actitud. Pero no fue así y aguanté dos días enteros sin ver la luz. Al cabo de los mismos se me sacó de dicha celda. Se me llevó al recinto de entrada a lo que constituía el corredor de las celdas de castigo propiamente dichas y mientras dos funcionarios me sentaban a una silla y me sujetaban un tercero afeitó mi barba.
A los pocos días de estar de nuevo en la nave común , supe que había habido una inspección en la cárcel y que se acondicionaron las celdas de castigo y selló definitivamente la celda oscura que deduzco era totalmente ilegal, aún dentro del régimen franquista.
En la nave con el resto de presos por delitos comunes, la vida se convirtió en una rutina. Estábamos en celdas individuales pero todos los días salíamos al patio de la prisión a pasear y tener el preceptivo tiempo de convivencia. Mis compañeros de paseo en general eran personas con delitos menores. Hay que tener en cuenta que en aquella época la homosexualidad se condiseraba un delito y se aplicaba a los homosexuales el código penal, en concreto la Ley de vagos y maleantes de la dictadura. También estaba penado el consumo de drogas. De manera que los lunes solían entrear en prisión, consecuencia de las diferentes redadas del fin de semana, personas que sólo son considerados delincuentes por regímenes autoritarios. Ellos eran generalmente mis compañeros de paseo en el patio de la prisión. La mayoría de ellos, sin experiencia carcelaria, asustados,buscaban estar en compañía de una persona “diferente” que no obstante me movía con cierta soltura dentro de aquel lugar, como era mi caso. Al mismo tiempo yo buscaba igualmente su compañía por ser personas, en general, correctas y cultas.
Recuerdo que al mismo
tiempo que trataba de castigarme el comandante de la prisión
estaba a su vez impactado por mi negativa de modo que estando en los calabozos me llamaba de vez en
cuando para reprenderme pero yo veía que lo que hacia era charlar conmigo largo rato, en su despacho, en realidad sin una actitud agria hacia mi persona y buscando una explicación a toda
aquella rebeldía. Se trataba de una persona mayor que tenía problemas con el alcohol y quizás por ello había sido enviado como comandante de la prisión militar de San Francisco del Risco pero su carácter era en muchos momentos compasivo.Me razonaba como a alguien a quien se le
aprecia
( POR INCLUIR)
Valencia 27 de Septiembre de 1997
Sr. Director de la Prisión Militar de Alcalá de Henares:
Estimado señor:
Han pasado ya desde entonces más de veinticinco años y mientras tanto ha sido reconocido el derecho a dicha objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, pero o bien por desconocimiento del verdadero planteamiento de dicha objeción o bien por cicatería política no fue reconocida en su momento la objeción sobrevenida, es decir, la que tiene lugar una vez que el sujeto se ha incorporado a filas y consecuentemente es soldado.
Deben uds. comprender que todo el problema de la objeción de conciencia nace de la conscripción u obligatoriedad del servicio militar y sólo con su abolición puede desaparecer, lo demás serán parches.
Abolición que por otro lado está ya planteada como promesa electoral y política y que de ser sincera, se deberían haber tomado ya algunas medidas, como por ejemplo, la reforma inmediata de la ley de objeción de conciencia para que se reconozca hasta la finalización de la obligación de la incorporación a filas, la objeción sobrevenida en los cuarteles.
Ciertamente hay personas que consideran que hay sobradas razones para ser antimilitarista: tráfico de armas, acaparamiento de recursos para la defensa militar frente a otros tipos de defensa, privilegios funcionariales de los militares , etc. , pero esta es una opción personal que no debe confundirse con la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio , de hecho existen muchos antimilitaristas que nunca hicieron la objeción de conciencia a dicho servicio militar obligatorio y coantrariamente objetores que no se consideran necesariamente antimilitaristas..
Aunque le autorizaron aquella entrevista, la presencia de Pepe Beúnza en Valencia , puso alerta al estamento militar y quizás temiendo algún tipo de movilización semejante a la que se produjo cuando él fue detenido, tomaron a partir de ese momento medidas más estrictas en lo referente a las visitas y a los pocos días se libró la orden de que fuera trasladado de inmediato a la cárcel modelo Valencia
EN LA CARCEL MODELO DE VALENCIA
Por aquel tiempo la carcel modelo de Valencia era un hervidero de presos políticos además de los habituales presos comunes. Por temor a que se produjera algún tipo de contacto no conveniente para ellos o simplemente por dificultades en catalogar el tipo de delito del que se me acusaba, se optó por pasarme a la nave de los delincuentes y presos comunes.
Tras los días de aislamiento preceptivos se me pasó a la nave común, se me proporcionó una celda y se me explicaron las normas y horarios para las salidas al patio así como los turnos en los que debía participar en tareas de cocina y limpieza.
El trato de los presos hacia mi persona fue correcto , algunos de ellos se me acercaban y me preguntaban por mi delito, al explicarles mis motivos no acababan de comprender o pensaban que ocultaba, como otros, la verdad de los hechos de modo que a cada uno mi situación le evocaba respuestas diferentes. Pero la bonanza no duró mucho pues a los pocos días un funcionario de la prisión me llamó la atención por llevar la barba un tanto crecida ya que en los calabozos militares del 20 de Guadalajara se había respetado este hecho. Yo le argumenté que yo llevaba barba habitualmente y que no veía motivo alguno para tener que afeitarme, que la llevaba limpia y correctamente recortada . Tras llamar a su inmediato superior, se me instó por obediencia a afeitarme bajo el argumento de la higiene. Yo contraargumenté que precisamente la barbería de la prisión era el lugar más infecto de todo el recinto carcelario y que había observado que afeitaban a diferentes presos con las mismas cuchillas pasando posiblemente infecciones de piel de unas personas a otras. Se me instó a obedecer . Yo me negué y se me levanto un expediente disciplinario dentro de la cárcel que dio con mis huesos en las celdas de castigo. Por aquel entonces existía una celda especial de castigo totalmente oscura e ilegal ya por entonces en la que no entraba ni un solo rayo de luz. Se me introdujo en ella con la intención de que me asustara y depusiera mi actitud. Pero no fue así y aguanté dos días enteros sin ver la luz. Al cabo de los mismos se me sacó de dicha celda. Se me llevó al recinto de entrada a lo que constituía el corredor de las celdas de castigo propiamente dichas y mientras dos funcionarios me sentaban a una silla y me sujetaban un tercero afeitó mi barba.
Al finalizar se me llevó por un largo pasillo y se me introdujo en una de las celdas de castigo propiamente dichas. En mi recorrido pude ver el resto de las celdas en las que sólo dos presos comunes castigados por peleas y agresiones estaban finalizando sus condenas de veinte días. El funcionario que me acompañó tuvo el detalle de enseñarme la última de dichas celdas en donde estaba instalado el garrote vil y luego me pasó a mi celda. A los pocos días era yo el único preso en aquellas celdas y el funcionario que me cuidaba , aburrido o quizás encargado de sonsacarme la mayor información posible pasaba conmigo largas horas contándome anécdotas de la cárcel y preguntándome cosas. Recuerdo anécdotas de los años inmediatos a la finalización de la guerra civil y la dureza de las condiciones de la prisión en aquel tiempo.
A los pocos días y estando todavía en las celdas de castigo , me visitaron en la prisión de varios militares y un profesor de la universidad a quien por otro lado conocía personalmente . Por el tipo de entrevista que me hicieron deduje que trataban de formular un diagnóstico psiquiátrico.
A los pocos días se constituyó un tribunal interno y se me sentenció a veinte días de celdas de castigo.
Cuando de nuevo se volvió a afeitarme por la fuerza , tomé la decisión de realizar un ayuno, no tomando a partir de entonces nada sólido. Al ver que la comida retornaba a su lugar de origen , se produjo gran alarma debieron mediar conversaciones entre instituciones penitenciarias y el mando militar , pues se precipitó mi juicio que mi abogado había vaticinado tardaría unos cinco meses y a los pocos días fui llevado de nuevo al cuartel 20 de Guadalajara para ser juzgado por el delito que se me imputaba que fue el de deserción , no atendiéndose a mi solicitud de que se me juzgara por la negativa a seguir el servicio militar. Se me condenó a seis meses de prisión con la accesoria de cumplir el tiempo de servicio militar que me faltaba en un pelotón disciplinario en el Aiun ( Sahara Occidental)
Al volver a la cárcel modelo, tras el juicio, se me pasó a la enfermería y dado mi estado de salud, ya no se me volvió a las celdas de castigo de modo que cumplí el resto de los veinte días de condena en la enfermería de los cuales los dos primeros los pasé profundamente dormido pues tras el reconocimiento médico fui sometido a algún tipo de tratamiento que desconozco y del que solamente recuerdo las inyecciones que recibía al despertarme.
Así pues y habiendo llegado al límite de resistencia que consideré prudente tuve que deponer mi actitud y empecé a afeitarme yo mismo. Cumplidos los veinte días de sanción volví a la nave de los presos comunes. El número de presos que deseaban hablar conmigo había aumentado y algunos de ellos resultaron sorprendentemente filosóficos haciéndome reflexiones sobre la vida. Uno de ellos me habló del pacifismo y la no-violencia, otro me proporcionó una biografía sobre Hitler que me resultó muy interesante, recuerdo haber leído en ella cómo Hitler acudía a las reuniones con una pistola que ponía siempre encima de la mesa y que movía a menudo de modo que sus puntos de vista resultaban asimilables para los que , de otro modo, se hubieran opuesto; otro, en fin me preguntaba sobre la ideología política de mi familia convencidos de que la ideología se hereda como se hereda el color del pelo . Para todos ellos yo era una especie de preso político que les habían metido en su nave de presos comunes y trataban de indagar sobre mis creencias mientras vigilaban con quien me relacionaba.
A los pocos días de estar de nuevo en la nave común , supe que había habido una inspección en la cárcel y que se acondicionaron las celdas de castigo y selló definitivamente la celda oscura que deduzco era totalmente ilegal, aún dentro del régimen franquista.
En la nave con el resto de presos por delitos comunes, la vida se convirtió en una rutina. Estábamos en celdas individuales pero todos los días salíamos al patio de la prisión a pasear y tener el preceptivo tiempo de convivencia. Mis compañeros de paseo en general eran personas con delitos menores. Hay que tener en cuenta que en aquella época la homosexualidad se condiseraba un delito y se aplicaba a los homosexuales el código penal, en concreto la Ley de vagos y maleantes de la dictadura. También estaba penado el consumo de drogas. De manera que los lunes solían entrear en prisión, consecuencia de las diferentes redadas del fin de semana, personas que sólo son considerados delincuentes por regímenes autoritarios. Ellos eran generalmente mis compañeros de paseo en el patio de la prisión. La mayoría de ellos, sin experiencia carcelaria, asustados,buscaban estar en compañía de una persona “diferente” que no obstante me movía con cierta soltura dentro de aquel lugar, como era mi caso. Al mismo tiempo yo buscaba igualmente su compañía por ser personas, en general, correctas y cultas.
No obstante había días y tiempo para todos y también tuve contacto y conversación con muchos delincuentes, algunos de los filósofos de la vida de la marginación y el delito. Los grupos de paseo eran reducidos, dos o tres personas, de manera que resultaba interesante, buscar y encontrar con quien ibas a pasear y charlar cada dia. Un día descubrí con sorpresa que mi compañero de paseo por varios días fue un antiguo compañero no sólo de colegio sino incluso del reducido número de alumnos de mi clase, por lo que lo conocía bastante bien pues habíamos sido compañeros de juego durante tiempo. Me contó con detalle la evolución de su vida. Su hermano era seminarista pero él, según relataba, “ tenía un sentido práctico de la vida”. Supe así de sus robos, atracos a mano armada en sucursales bancarias y empresas industriales, persecuciones policiales, familia, hijos, relaciones amorosas, separaciones,etc. Planeaba nuevos atracos cuando saliera y venganzas contra quienes habían contribuído a su detención. Para mí, esta persona resultó ser un enigma más para toda la vida.
Recuerdo también la “ amistad” con un preso que cumplía condena por suplantación de responsabilidades, ya que había falsificado sus papeles de ordenación como sacerdote y había estado impartiendo los sacramentos durante siete años, incluída la confesión.
En la cárcel modelo de Valencia, funcionaba por aquel tiempo un sistema de vales que sustituía al dinero con el que entrabas en prisión o te daban los familiares y amigos. Dentro había un pequeño economato en el que podías adquirir algunos productos básicos. No recuerdo bien que tipo de productos había, pero por supuesto café y tabaco, productos básicos de higiene, etc. Yo había dicho que no se metiera dinero en mi “ cuenta” pero mis padres, tios y amigos, lo hacían. Algunos presos se percataron de mi “ poder adquisitivo” de manera que venían a pedir préstamos que por supuesto no iban a devolverme. Yo aprendí a no negarme pero tampoco dar lo que me pedían. Daba siempre una pequeña cantida, con lo que pude alargar el “minicrédito para café y tabaco” a gran parte de la población recursa de la nave en la que estuve preventivo y luego cumplía condena . Esto me granjeó intentos de amistad, con los que no hubiera contado. El mecanismo del minicrédito resultó positivo por cuanto muchos presos “ al sentirse deudores”, mantenían una cierta distancia conmigo y “ al sentirse agradecidos” formaban en mi entorno una especie de barrera de protección respecto a las posibles relaciones conflictivas con otros pesos. En una ocasión me llegó desde el exterior el regalo, por parte de mis tios, de un jamón. Aunque no era vegetariano estricto no deseaba comer demasiada carne. Así pues ese día también hubo aperitivo y merienda para casi toda la nave. Los guardías miraban perplejos, cómo se realizó el reparto, pero no dijeron nada. En los paseos del patio había que caminar lo más rápidamente posible, pues luego teníamos que estar muchas horas dentro de la celda sin apenas actividad física. Yo me había hecho con una buena biblioteca de libros autorizados que solicitaba a mis hermanos y amigos y rápidamente me conseguían.
Así transcurrieron unos meses desde el día del juició al que se me condenó a seis meses y un día de cárcel por el delito de deserción y a la accesoria del tiempo restante de servicio militar en la entonces provincia española del Sáhara. Cómo era un tribunal militar el que me había juzgado se dió una orden de traslado a la prisión militar de Galeras en Cartagena.
PENAL MILITAR DE GALERAS ( CARTAGENA)
El penal militar de Galeras está situado en la cima de una montaña una de cuyas laderas da directamente al mar. El lugar es pintoresco y además sano pues al clima benigno de Cartagena permitía poder exponerse al sol durante algunas horas, especialmente en invierno.
Tras haber pasado unos meses en una cárcel conflictiva como era la cárcel modelo de Valencia en la que no eran infrecuentes los motines, Pepe me había explicado como le tocó hacer de mediador en un de ellos ocurrido cuando el estuvo allí preso, la prisión de Galeras me dió la sensación de haber llegado a un lugar tranquilo. Efectivamente, contrariamente a lo que pudiera parecer, las prisiones militares resultaban ser menos duras que la civiles. El grupo de presos era mucho más reducido. La organización del tiempo más flexible puesto que excepto los recuentos y alguna que otra actividad organizada por el mando, uno disponía prácticamente del y movimiento dentro de la prisión casi a su antojo. Por otro lado el núcleo duro de presos por delitos graves o bien era reducido o incluso no existía ya que las prisiones militares no incluían en asesinato. Por otro lado, las prisiones militares en aquel tiempo contaban todas ellas con un grupo de Testigos de Jehova, objetores de conciencia aunque por motivos estrictamente religiosos. Se se negaban a hacer el servicio militar por un doble motivo porque no podían participar en un ejército armado ni tomar dinero del Estado. Su actitud religiosa les suponía unas condenas larguísimas algunas de ellas de más de once años de prisión que soportaban estoicamente, como consecuencia del estado de cosas en este mundo que todavía no es el reino de Jehová. Sin embargo su actitud siempre me resultó dificil de enteder pues, dado que no creen en el poder el ser humano frente a Dios, esperan aparentemente de forma pasiva, que él arregle las injusticias. Para ellos todo lo que ocurre tiene un sentido según el plan de Dios que finalizará con la destrucción de todo poder y el cumplimiento de la justicia. Sin embargo y en la práctica la abolición de la oblitoriedad del servicio militar que inciamos los objetores insumisos, supuso para ellos una gran liberación del tiempo que todo joven varón pasaba en las prisiones españolas.
Al ser trasladado de nuevo a una prisión militar, pensé en que se respetaría mi integridad tal como se me había respetado en los calabozos del 20 de Guadalajar en Paterna ( Valencia).Pero no fue así. A los pocos días en que mi barba empezaba de nuevo a estar crecida se me llamó de nuevo la atención y habiendome citado ante el capitán que ese día hacía la guardia, sin mediar discusión, un grupo de soldados me cogieron por la fuerza y me afeitaron barba y cabeza. Supuse que el comandante de la prisión de Galeras, había recibido información de lo ocurrido en la cárcel civil de Valencia.
Recuerdo que aquello me produjo una pena enorme, cosa que no me había ocurrido en la con anterioridad, no pude reprimir las lágrimas.
El tiempo de prisión transcurrió sin más incidentes, entre conversaciones con los testigos de Jehová y música de Pynk Floyd. Allí un preso que había pasado de una comuna hippy al cuartel y que lo estaba por haber comerciado con marihuana en el mismo, me enseñó a trabajar el cuero y hacer bolsos y cinturones. Aquella artesanía me serviría más tarde para ganarme la vida durante un tiempo cuando finalizaron las condenas carcelarias definitivamente.
LOS TRASLADOS COMO PRESO TRANSEÚNTE
Cuando apenas faltaba un mes para fianlizar la condena por deserción empecé a ser movilizado. Yo no sabía bien hacia donde pero la orden de Capitanía era ponerme en libertad en Canarias.. Supongo que para no crear más problemas en la Capitanía General de Valencia y trasladar el problema a la Capitanía de Canarias. Lo cierto es que si me soltaban en Canarias díficilmente iba a poder ver a mi familia y amigos pues la distancia era grande para viajar y además el margen de tiempo para presentarme en el Ahiun iba a ser reducido de manera que viajar a la Península supondría una nueva condena por deserción, lo que yo no deseaba pues lo que quería era ser juzgado como objetor de conciencia.
El primer traslado se hizo al penal de San Antón en la misma ciudad de Cartagena. Una cárcel de máxima seguridad en aquel tiempo donde los presos con delitos de sangre cumplian condenas de larga duración. Allí estaba Eleuterio Fernández , el Lute, famoso por sus fugas desde diferentes prisiones que según la acusación mató a una niña en un tiroteo cruzado con la policía, pero que él siempre negó. También cumplian condena algunos miembros de ETA, etc.
La cárcel estaba dividida en dos partes. Los transeúntes éramos ubicados con los presos de condenas menores de siete años. El tiempo de estancia hasta el traslado a la siguiente prisión que fué la de Málaga, fue aproximadamente de quince días.
Los traslados los hacías con personas totalmente desconocidas pues generalmente venían de otras prisiones. Se te esposaba a uno de ellos y debías acompañarle allí donde fuera incluído el vater que era en realidad al único lugar que nos desplazábamos.
La carcel de Málaga ofrecìa un aspecto patético. No existìan celdas individuales más que para algunas personas consideradas muy peligrosas y las celdas de ailamiento. El primer día nos pasamos toda la noche oyendo gritar a un preso que había sido colocado en una de esas celdas individuales. La única explicación que recibimos al día siguiente por parte del resto de presos es que se trataba de “ un loco que gritaba todas las noches” y a quienes los funcionarios no habían podido hacer callar.
Más menos al mes de haber salido de Cartagena , estaba ya en la cácel de Cádiz , de características similares a las de Málga si bien allí los transeúntes que íbamos hacia Canarias deberíamos esperar más tiempo, pues se trataba de que hubiera pasaje para Las Palmas de Gran Canaria en alguno de los barcos que hacían el viaje regular de Las Palmas de Gran Canaria a la península. Recuerdo que en aquella prisión de Cádiz, existían dos grandes naves pero los presos no estában separados por la gravedad del delitos. En cualquier caso los presos que íbas conociendo por el camino resultaban una buena fuente de información. Cualquiera de ellos que tenía una condena grande o frecuentaban las cárcles te informaba a cerca de qué presos te podías encontrar y cómo deberías tratarlos. Aunque los consejos eran por supuesto subjetivos y dependía de cómo les había ido a ellos con aquellas personas, no obstante se agradecía la información pues la entrada en una prisión nueva siempre era una situación delicada ante el desconocimiento de lo que allí se “ cocía”.
Recuerdo en el viaje de Málaga a Cádiz que me esposaron con un jóven un poco más que yo que no me provocó ningún temor desde el inicio, todo lo contrario. Me preguntaba cómo podía estar metido en el mundo de la delincuencia. Tuvimos que estar casi todo el trayecto levantándonos al vater del furgón pues posiblemente a causa de mi presencia no consiguió orinar en todo el trayecto y al mismo tiempo tampoco podía evitar tener ganas..
Cada vez que te anunciaban un cambio de prisión, me producía inquietud especialmente porque debías pensar qué podías llevar contigo y qué debias dejar en el lugar y especialmente porque no sabías quien o quienes iban a ser tus compañeros de viaje. Por consejo de otros presos, habìa comprado un cubo de plástico y allí transportaba mis enseres. Era todo lo que debía transportar pues a penas iba a disponer de mis manos para coger algo.
La llegada al puerto y la subida al barco de la Transmediterránea fue todo un acontecimiento. Se nos pasó por delante de las personas que estaban en el muelle: viajeros y familiares que habían ido a despedirlos. Se nos hizo ponernos en fila, con las manos esposadas y sujetando el cubo como bien podíamos. Haciendo el pasillo la guardía civil que a un momento dadó hizo detenerse a quienes subiendo por la pasarela iban a incorporarse a la cubierta del barco. La gente miraba con atención y extrañeza.
Una vez que el barco zarpó y ya en alta mar nos soltaron las esposas y nos permitieron movernos con libertad teniendo que presentarse periódicamente a los guardias que nos custodiaban. En la sala de estar del barco que es donde pasábamos el tiempo la mayor parte de la travesía nadie se acercaba a nosotros. El grupo de presos había ido creciendo con el paso de las cárceles de Cartagena, Málaga y Cadiz que a su vez habían ido recogiendo a aquellas personas que debían ser juzgadas en Canarias o cumplir allí su condena.
EN LIBERTAD
Por fin llegamos a la
Prisión de la Ciudad de las Palmas. Allí de nuevo conocí a más
presos quienes, como en otras ocasiones te contaban sus historias. Recuerdo que pase aquella primera noche en una celda donde estaba instalando un joven negro, creo recordar nigeriano, que me narró el motivo por el que estaba en ese
momento en prisión ya que no era la primera vez que había entrado
en la cárcel. Me llamó la atención su falta de conciencia del mal realizado. Su falta de empatía. El reía mientras me contaba la historia. Le debía resultar gracioso,yo sin embargo estaba perplejo. Había observado,según él, durante
varios días a una pareja de jubilados alemanes de modo que sabía
cuando sacaban dinero del Banco. En una ocasión que sacaron bastante
dinero, esperó pacientemente que volvieran a salir de su casa a
dar una vuelta. Se coló en la casa por una ventana y les robó todo el dinero.
Tuvo la flema de observar cual fue la
reacción de aquella pareja de ancianos cuando descubrieron que habían entrado
en su casa y robado el dinero, pues me relató con cierto detalle
todo lo que hicieron y sus expresiones de desorientación. En esta ocasión no me hicieron pasar por las celdas de aislamiento,como era preceptivo a la entrada de cada prisión, seguramente porque existía ya la orden de ponerme en libertad.
En realidad el hecho de trasladarme a las Palmas se debió precisamente de manera intencional al hecho de que se cumplía el tiempo de la condena. De esta manera supongo que pretendían o bien aumentar el castigo pues era prácticamente que llegara a ver a mi familia tras la condena ya que en ese momento estaba a 2500 kms de Valencia o bien dar las menores facilidades posibles de que se produjeran deserciones pues con l alibertad se me entrego un salvaconducta para presentarme en el Aíun en el plazo de quince días.
Un vehículo militar que me esperaba en la
puerta de la prisión. Se me indicó que subiera y se me llevó hasta unos barracones de uno de los cuarteles de
la ciudad, habilitados para traseúntes. Allí me comunicaron que estaba en libertad pero a su vez bajo la autoridad militar puesto que se me había condenado como desertor y la accesoria de la
condena rezaba que debìa cumplir el resto del servicio militar en el
pelotón del castigo del Aiun ( Sahara) .Así pues tenía que pernoctar en
el cuartel presentándome a las ocho de la tarde cada día. Disponía
del resto del día para moverme por la ciudad. No podía
realizar viaje alguno mayor de doce horas que era la distancia entre los recuentos. Como además no tenía dinero alguno en mi bolsillo, comía en el cuartel.
Recuerdo que , aunque
sabía que en las Palmas estaban algunos compañeros de la
Universidad de Valencia con quienes había estudiado y que habían conseguido trabajo en esta ciudad ( Paniagua, Teresa Fontán, Maria Jesús Porras y E , algunos como asesores pedagógicos de Radio ECA no tenía la
dirección de ninguno de ellos. Así pues me dediqué a pasear y ver la ciudad, en espera de poder embarcarme hacia el Aiun el día
señalado en el salvaconducto que era de unos doce o trece días màs
tarde. Pero he aquí que paseando por uno de los parques centrales
de las Palmas iba pensando en aquellas personas conocidas, cuando de repente
vi frente a mi a Maria Teresa Fontán. Nos alegramos mucho de
vernos y al día siguiente me presentó al resto de compañeros y amigos de las Palmas. Ellos ya sabían que yo había planteado la
objeción de conciencia , por una breve reseña que había aparecido
en la revista Cambio 16 informando de del juicio
y de la condena . Así pues se corrió la voz rápidamente y durante los
siguientes días hube de asistír a varios grupos de debate en pisos
de estudiantes. En Canarias como en la Península las universidades eran un hervidero de ideas, encuentros, asambleas, debates sobre la transición política y manifestaciones. La gente se interesó por el rechazo al servicio militar y estaban deseosos de saber las razones que movían a los objetores. Me preguntaban a menudo si había un movimiento de objeción de
conciencia organizado. Yo no podía contar demasiado pues en aquel momento apenas sabía de algunas de las actividades que había organizado Pepe Beúnza, que sí estaba decidido a crear dicho movimiento para el que estaba trabajando activamente. Lo cierto es que las acciones de
Pepe Beunza un año antes, habían tenido mucha repercusión mediática fuera de España y se había filtrado en España a pesar de la censura. Por esa razón mi planteamiento no aparecía como algo totalmente nuevo o extraño.
Cada día que pasaba
y al participar yo también de esa especie de levantamiento existente en contra de la dictadura, dudaba sobre si debería presentarme al cuartel o no , pues , aunque
se me había hecho sabedor de que estaba bajo mando y disciplina militar, yo no me sentía soldado ni sometido a tal disciplina. Un dìa no puse hora fina a
la tertulia en la que participaba en uno de los muchos pisos de estudiantes y como el debate muy pasada la hora del recuento de la tarde, María Teresa Fontán me invitó a ir a su apartamento a dormir. Pasé allí la noche.Pero no era
cuestión de implicar a nadie en esta situación pues se podía dar una orden de captura y tener que ser ella protagonista involuntaria de la situación. Así pues le agradecí su hospitalidad per al día siguiente volví a pernoctar al cuartel.
Cuando llegué me
informaron que ya habían dado parte de mi desaparición y que estaba en búsqueda y captura. Se me amenazó con nuevos arrestos, pero la realidad era que no había estado desaparecido mas que veinticuatro horas de modo que me dejaron en paz. La única consecuencia fue que se acabó la tranquila estancia en las Palmas y se me dió el salvaconducta para que cogiera el próximo barco que debía llevarme hasta el Ahiún.
VIAJE DE IDA Y VUELTA DE EL AHIUN
A diferencia del
buque que unía la Península con las Palmas, el barco que iba de las Palmas al Ahiun era una pequeña embarcación de tipo colonial, propia de una película de la "belle epoque". El pasaje estaba formado por un variopinto grupo de personas, formado por algunos turistas norteamericanos y europeos jóvenes que hacían el trayecto buscando conocer el desierto del Sahara o bien porque iban a seguir su ruta a través de la costa de Mahuritania, por legionarios que volvían de su tiempo de permiso bien en Canarias o la Península, algunos civiles adultos profesionales en las colonias, comerciantes o aventureros. Aiun y Villa
Cisneros eran entonces las dos únicas poblaciones con cierta
significacón en la colonia española de la que se estaba dilucidando precisamente en aquellas fechas su independencia..
Coincidió aquella travesía con una importante borrasca. LLovía abundantemente y el mar estaba bastante agitado. Entre que el barco
era de pequeñas dimensiones y había mar de fondo el viaje fue de lo más accidentado. Recuerdo a todo el mundo mareado,
tumbados en cubierta con chubasqueros a pesar de la lluvia con el objetivo de que nos diera lo màs posible el aire y
realmente sin casi poder ponernos en pie. El barco cabeceó todo lo
que pudo y más durante las doce o catorce hora de duración del trayecto. Cuando llegamos al Aiun ,
las olas todavía eran de gran tamaño, aunque había amainado el
temporal. Cuando llegamos había dejado de llover pero ante mi sorpresa y supongo de todos cuantos hacíamos el trayecto por primera vez, fue ver que no existía puerto
en el Aiun. Por tanto sin diques donde amarrar el barco ,hubimos de saltar a unas grandes barcazas de hicieron de puente de playa hasta dejarnos sobre los pocos diques construidos sin apenas profudidad, razón por la que el barco a pesar de ser de pequeñas dimensiones, ni se acercó. En otras barcas similares fueron descargadas la mercancías hasta la playa cercana al Aiun. Recuerdo igualmente que cuando desembarcamos se estaba poniendo el Sol y quedé impresionado por la fuerza de la naturaleza con el crepúsculo y el desierto al fondo en el marco de
aquellas playas desiertas e inmaculadas. Yo fui conducido
directamente de la play al cuartel que había en aquella zona llamada Cabeza de Playa donde se me instó a vestir el uniforme militar y a consecuencia de mi inmediata detención ya no salí
de él durante todo el tiempo que duró mi estancia en el Sahara. Me quedé sin conocer el Aiun. No obstante durante veinte días pude
contemplar la belleza del desierto con sus amaneceres y sus crepúsculos anocheceres
desde el patio del cuartel y las ventanas del calabozo.
Los acontecimientos se desarrollaron de la manera siguiente. Cuando llegue al cuartel tomaron mis datos y me
hicieron pasar al economato para que recogiera mi ropa militar ya que
en el pelotón disciplinario del Sáhara, pensado para aquellas
personas que debían acabar el servicio militar después de haber
cometido algún tipo de delito, no se entregan armas a los soldados, sólo el uniforme militar que debían vestir mientras durara la accesoria de la pena.
Me negué a recoger
aquella ropa y me declaré objetor de conciencia al servicio
militar . Recuerdo que el brigada que estaba al tanto de aquel
almacén , se asustó un tanto y dio salto atrás
mientras se alejaba del mostrador y extendía las manos hacia delante, como tratando de parar
una hipotética reacción violenta por mi parte mientras decía :
“ Tranquilo muchacho, tranquilo que sabemos de que va eso de la objeción de conciencia. El pasado ya estuvo
también otro objetor que se llamaba Pepe Beúnza”
No se me presionó más a que vistiera el uniforme. Me condujeron .y encerraron en un calabozo junto al puesto de guardia del cuartel.
Por aquellos días precisamente se respiraba en el cuartel y en todo el Sáhara una calma tensa. Desde que en la Jefatura del Estado se había tomado la decisión de dar la independencia al llamado Sahara español, había movimientos frecuentes de tropas por todo el territorio. Las conversaciones con el Polisario, ejército incipiente de la República Saharaui que era el nombre que iba a recibir la llamada hasta entonces Provincia española del Sáhara estaban bastante avanzadas presididas por el general Salazar por mando directo y expreso de Franco. Pero Franco cayó enfermo por aquellos días y según pude saber por la información que me llegaba a través de algunos soldados y mandos del cuarte, sus ministros Solís y Ullastres entre otros seguramente por presión de EEUU o simplente por falta de lealtad a su jefe militar iniciaron a su vez las negociones de cesión del territorio directamente a Marruecos en donde reinaba en aquel momento Mohamed V padre del actual rey.
Bien para presionar en la cesión o simplemente por escenificar la petición y demanda de anexión del territorio de Sáhara, Mohamed V inició la llamada "Marcha Verde" de modo que en pocos días una multitud de marroquies se dirigió a acampar junta a la frontera, a pocos quilómetros de aquel lugar. Por supuesto junto con los miles de civiles que llegaron hasta la frontera con el Sáhara venían unidades de infantería y motorizadas del ejército marroqui.
En los días pues que estuve recluido en el calabozo de aquel cuartel se vivieron momentos de desorientación e indignacion entre la tropa y el mando del ejército español que habían congeniado ya con las tropas polisarias dado que las negociones de independencia con el Frente Polisario estaban siendo llevadas a través de progresivos acuerdos. El caso es que el general Salazar y las unidades desplazadas hasta el Sahara recibieron del alto mando en la Península la orden de finalizar las conversaciones y aislar militarmente al Frente Polisario.
Recuerdo, fruto de aquella indignación, una sorprendente aproximación de mandos militares hacia mi persona. No sé que tipo simpatía pudo provocar mi postura a objetar y negarme a vestir el uniforme con aquella situación de deseo de desobedecer las órdenes que llegaban de Madrid. El caso es que tuve largas conversaciones con oficiales de guardia del cuartel por la noche en las que se me llegó a hacer algunas confidencias sobre la cesión clandestina de armamento al Frente Polisario e incluso la intención de desertar y luchar contra los marroquies en caso de que Español abandonar el territorio en manos de los marroquíes
Yo escuhaba sorprendido, con atención, pero al mismo tiempo pensando que era más fácil plantear una objeción radical a coger las armas que correr el riesgo de desertar en una situación de preguerra como la que algunos creían vivir en aquel momento. De hecho se me comentó la tensa situación que se vivía pues muchos estaban convencidos de que el tercio de legionarios, las tropas regulares y el ejército en general desplazado en el Sáhara se iban a negar a entregar el territorio a Mohamed V y por tanto se iba a inicar una guerra. La situación se podía complicar si el Frente Polisario, convencidos de que España les traicionaba, se lanzaba a la acción bélica en defensa de su territorio. Situación que no se produjo en aquel momento, quizás porque se les entretuvo con promesas, porque no disponian de armamento suficiente o simplemente porque eso podría suponer un enfrentamiento a dos bandas con el ejército marroquí y el ejército español en el Sahara que aunque sabían que simpatizaban con ellos, también sabían que el resto del ejército español en la península no iba a desobedecer las órdenes de la Junta Militar en Madrid.
Yo por mi parte me encontré ante una situación no prevista. El planteamiento de la objeción de conciencia a tomar las armas en el marco de una probable zona de guerra. Si bien la objeción de conciencia había sido regularizada por ley recientemente, gracias entre otras cosas, a la valiente actitud de Pepe Beúnza y el resto de objetores de conciencia que me habían precedido, la ley decía expresamente que en caso de guerra no se contemplaba posibilidad alguna de tal tipo de rechazo a tomar las armas. Lo que es de suponer que significaba entre otras cosas una posibilidad real de ser ser fusilado.
La verdad es que aunque estos pensamientos me venían a la mente no me inmuté demasiado, bien porque realmente no creía que fuera a producirse una guerra o bien por la entereza de la que me ví revestido al tomar la decisión de negarme a vestir el uniforme militar. El caso es que estando en esta situación se inició la evacuación de civiles de aquel territorio debido al peligro de confrontación militar. Y es de suponer que debieron pensar que tener a una persona que se negaba a tomar las armas en aquellas situación, no era lo más conveniente ni lo mas normal, de modo que se dió la orden de ser llevado de nuevo a Canarias y tenerme en algunas de las prisiones militares de las islas.
Es así como formé parte de uno de los primeros contingents de desplazados del Sáhara a Canarias. Se me llevó de nuevo a las Palmas, pero en este caso a la prisión militar de San Francisco del Risco, ubicada en un castillo construido en la parte alta de la ciudad.
No se me presionó más a que vistiera el uniforme. Me condujeron .y encerraron en un calabozo junto al puesto de guardia del cuartel.
Por aquellos días precisamente se respiraba en el cuartel y en todo el Sáhara una calma tensa. Desde que en la Jefatura del Estado se había tomado la decisión de dar la independencia al llamado Sahara español, había movimientos frecuentes de tropas por todo el territorio. Las conversaciones con el Polisario, ejército incipiente de la República Saharaui que era el nombre que iba a recibir la llamada hasta entonces Provincia española del Sáhara estaban bastante avanzadas presididas por el general Salazar por mando directo y expreso de Franco. Pero Franco cayó enfermo por aquellos días y según pude saber por la información que me llegaba a través de algunos soldados y mandos del cuarte, sus ministros Solís y Ullastres entre otros seguramente por presión de EEUU o simplente por falta de lealtad a su jefe militar iniciaron a su vez las negociones de cesión del territorio directamente a Marruecos en donde reinaba en aquel momento Mohamed V padre del actual rey.
Bien para presionar en la cesión o simplemente por escenificar la petición y demanda de anexión del territorio de Sáhara, Mohamed V inició la llamada "Marcha Verde" de modo que en pocos días una multitud de marroquies se dirigió a acampar junta a la frontera, a pocos quilómetros de aquel lugar. Por supuesto junto con los miles de civiles que llegaron hasta la frontera con el Sáhara venían unidades de infantería y motorizadas del ejército marroqui.
En los días pues que estuve recluido en el calabozo de aquel cuartel se vivieron momentos de desorientación e indignacion entre la tropa y el mando del ejército español que habían congeniado ya con las tropas polisarias dado que las negociones de independencia con el Frente Polisario estaban siendo llevadas a través de progresivos acuerdos. El caso es que el general Salazar y las unidades desplazadas hasta el Sahara recibieron del alto mando en la Península la orden de finalizar las conversaciones y aislar militarmente al Frente Polisario.
Recuerdo, fruto de aquella indignación, una sorprendente aproximación de mandos militares hacia mi persona. No sé que tipo simpatía pudo provocar mi postura a objetar y negarme a vestir el uniforme con aquella situación de deseo de desobedecer las órdenes que llegaban de Madrid. El caso es que tuve largas conversaciones con oficiales de guardia del cuartel por la noche en las que se me llegó a hacer algunas confidencias sobre la cesión clandestina de armamento al Frente Polisario e incluso la intención de desertar y luchar contra los marroquies en caso de que Español abandonar el territorio en manos de los marroquíes
Yo escuhaba sorprendido, con atención, pero al mismo tiempo pensando que era más fácil plantear una objeción radical a coger las armas que correr el riesgo de desertar en una situación de preguerra como la que algunos creían vivir en aquel momento. De hecho se me comentó la tensa situación que se vivía pues muchos estaban convencidos de que el tercio de legionarios, las tropas regulares y el ejército en general desplazado en el Sáhara se iban a negar a entregar el territorio a Mohamed V y por tanto se iba a inicar una guerra. La situación se podía complicar si el Frente Polisario, convencidos de que España les traicionaba, se lanzaba a la acción bélica en defensa de su territorio. Situación que no se produjo en aquel momento, quizás porque se les entretuvo con promesas, porque no disponian de armamento suficiente o simplemente porque eso podría suponer un enfrentamiento a dos bandas con el ejército marroquí y el ejército español en el Sahara que aunque sabían que simpatizaban con ellos, también sabían que el resto del ejército español en la península no iba a desobedecer las órdenes de la Junta Militar en Madrid.
Yo por mi parte me encontré ante una situación no prevista. El planteamiento de la objeción de conciencia a tomar las armas en el marco de una probable zona de guerra. Si bien la objeción de conciencia había sido regularizada por ley recientemente, gracias entre otras cosas, a la valiente actitud de Pepe Beúnza y el resto de objetores de conciencia que me habían precedido, la ley decía expresamente que en caso de guerra no se contemplaba posibilidad alguna de tal tipo de rechazo a tomar las armas. Lo que es de suponer que significaba entre otras cosas una posibilidad real de ser ser fusilado.
La verdad es que aunque estos pensamientos me venían a la mente no me inmuté demasiado, bien porque realmente no creía que fuera a producirse una guerra o bien por la entereza de la que me ví revestido al tomar la decisión de negarme a vestir el uniforme militar. El caso es que estando en esta situación se inició la evacuación de civiles de aquel territorio debido al peligro de confrontación militar. Y es de suponer que debieron pensar que tener a una persona que se negaba a tomar las armas en aquellas situación, no era lo más conveniente ni lo mas normal, de modo que se dió la orden de ser llevado de nuevo a Canarias y tenerme en algunas de las prisiones militares de las islas.
Es así como formé parte de uno de los primeros contingents de desplazados del Sáhara a Canarias. Se me llevó de nuevo a las Palmas, pero en este caso a la prisión militar de San Francisco del Risco, ubicada en un castillo construido en la parte alta de la ciudad.
PENAL MILITAR DE SAN FRANCISCO DEL RISCO
Cuando llegué a San Francisco del Risco mi estado de salud era excelente. Ni los seís meses de prisión como desertor, ni el mes aproximado que llevaba entre el traslado, la estancia y la vuelta a las Palmas, había hecho mella en mi salud. No tenía tampoco problema alguno con la alimentación y mi peso era el que corresondía a mi edad. Así pues llegué al penal militar sin vestir el uniforme y con una barba ya formada pues empecé a dejarmela de nuevo a partir de mi salida de prisión. En el calabozo del Ahiun no recibí presión alguna en este sentido
Los primeros días pasaron sin ningún tipo de problema. Los presos de S.Francisco en aquel tiempo eran en su mayoría Legionarios provenientes de los destacamentos del Sahara Occidental que cumplían prisión por diferentes motivos desde agresiones compañeros de milicia , a mandos militares y a civiles hasta robos y , estafas e intentos de homicidio.
Había también un grupo de Testigos de Jehová que, como en otras prisiones militares, cumplían condenas en cadena por su negativa a hacer el servicio militar, por negarse a vestir el uniforme militar y cobrar el dinero que les correspondía como soldados, lo que consdieran en el marco de sus creencias apostasía o lo que es lo mismo tomar algo directamente de Satanás. Su situación hasta el momento de promulgarse la Ley de Objeción de Conciencia en España era muy peculiar pues no se les reconocía el tiempo de servicio militar cumplido y podían pasar en la carcel hasta diez y doce años, lo que ocurría con frecuencia al unir su penas en cadena, como reincidentes.
El tercer grupo de reclusos estaba formado aquellos que tenían causas judiciales relacionadas con la droga ya que el Sahara constituía uno de los territorios en que el hachis circulaba con relativa libertad para quienes vivían allí y de hecho los propios legionarios hacían gala de su cosuma. Sin embargo era perseguido cuando se trataba de no residentes.
Un cuarto grupo lo formaban presos comunes del Sáhara pero también de las Palmas que cometían sus delitos de robos, agresiones,etc. estando en tiempo de mili o contra militares. De hecho era el grupo más numeroso y ocupaban toda una de las naves en que estaba dividido el recinto. En este grupo estaba incluidos algunos gitanos. Aunque otros penaban a causa de delitos de deserción deserción que yo juzgaba más bién como incompresión dada su dificultad de entender los reglamentos militares. Por ejemplo por dilatar el tiempo de permiso para estar con sus familias ante el requerimiento de las mismas, un delito que por lo visto es bastante común entre los componentes de esta etnia.
Los primeros días pasaron sin ningún tipo de problema. Los presos de S.Francisco en aquel tiempo eran en su mayoría Legionarios provenientes de los destacamentos del Sahara Occidental que cumplían prisión por diferentes motivos desde agresiones compañeros de milicia , a mandos militares y a civiles hasta robos y , estafas e intentos de homicidio.
Había también un grupo de Testigos de Jehová que, como en otras prisiones militares, cumplían condenas en cadena por su negativa a hacer el servicio militar, por negarse a vestir el uniforme militar y cobrar el dinero que les correspondía como soldados, lo que consdieran en el marco de sus creencias apostasía o lo que es lo mismo tomar algo directamente de Satanás. Su situación hasta el momento de promulgarse la Ley de Objeción de Conciencia en España era muy peculiar pues no se les reconocía el tiempo de servicio militar cumplido y podían pasar en la carcel hasta diez y doce años, lo que ocurría con frecuencia al unir su penas en cadena, como reincidentes.
El tercer grupo de reclusos estaba formado aquellos que tenían causas judiciales relacionadas con la droga ya que el Sahara constituía uno de los territorios en que el hachis circulaba con relativa libertad para quienes vivían allí y de hecho los propios legionarios hacían gala de su cosuma. Sin embargo era perseguido cuando se trataba de no residentes.
Un cuarto grupo lo formaban presos comunes del Sáhara pero también de las Palmas que cometían sus delitos de robos, agresiones,etc. estando en tiempo de mili o contra militares. De hecho era el grupo más numeroso y ocupaban toda una de las naves en que estaba dividido el recinto. En este grupo estaba incluidos algunos gitanos. Aunque otros penaban a causa de delitos de deserción deserción que yo juzgaba más bién como incompresión dada su dificultad de entender los reglamentos militares. Por ejemplo por dilatar el tiempo de permiso para estar con sus familias ante el requerimiento de las mismas, un delito que por lo visto es bastante común entre los componentes de esta etnia.
Contrariamente a lo que me había ocurrido en el Penal militar de Cartagena, no se me hizo afeitar durante los primeros días sin embargo ocurrió algo curioso conforme pasaban los días algunos legionarios al ver que al objetor de
conciencia recientemente ingresado llevaba su barba y nadie le decía nada, empezaron a dejársela El comandante de la
prisión al ver que iban proliferando algunas barbas emitió una
orden diciendo que estaba prohibido dejarse barba y que había que
afeitarse de inmediato.
Esta fué la orden que emitió
CASTILLO
DE SAN FRANCISCO DEL RISCO COMANDANCIA
MILITAR
Por
razones de Higiene y de acuerdo con las normas Sanitarias dictadas
sobre Policía del personal recluído en este Centro Penitenciario
Militar y que figuran en el tablero de Anuncios a la entrada de las
naves de alojamiento, se comunica a Ud de orden de la superioridad,
que deberá ajustarse a las mismas en todos sus apartados.
Deberá
ud firmar el enterado de la presente
CONFORME
Las
Palmas de G.C. 12 de mayo de 1975
A la atención de RAFAEL
RODRIGO NAVARRO .-
Respondí que consideraba que yo cumplía sobradamente los
requisitos de higiene personal ya que me duchaba diario y que la barba formaba parte de su
integridad personal a la que tenía derecho por lo que me negaba a firma el enterado. Entre el grupo de
reclusos que habían empezado a dejarse barba, casi todos legionarios, hubo desconcierto y
temiendo las sanciones se afeitaron todos, excepto un legionario recluso
que se negó también a hacerlo,no sé si por solidaridad conmigo o por convencimiento.
Al
día siguiente de la orden entró la guardia militar al penal y se
nos llevó a ambos a los calabozos de
castigo ubicados en una parte central del penal donde estaban las oficinas, intendencia, etc., entre la primera muralla que daba al exterior del penal y la segunda muralla en el interior de la cual estaban los presos. Somos trasladados a los calabozos con corrección sin forzarnos ni afeitarnos por la fuerza, como había ocurrido en Cartagena. Se nos introduce en dos calabozos diferentes en forma
de un largo corredor en bóveda como corresponde a los recintos de un
castillo militar. No podemos comunicarnos en absoluto pues ambos
calabozos sólo tienen en común un muro al fondo de los mismos, pero
el grosor de la pared es tan grande que sólo se pueden transmitir
golpes.
Permanecesmos allí encerrados todo el día excepto la hora preceptiva de salida al patio. El legionario que se dejó barba tiene al tercer día una ataque de ansiedad por claustrofobia pues los calabozos están construidos dentro de la muralla y la única luz nos llega de un vano que hay encima de la puerta que da al patio central. El comandante a partir de entonces nos permite estar más tiempo en el patio al aire, pero como ni el leginario ni yo nos cortamos la barba no sabe qué hacer con nosotros. Los acontecimientos fueron los siguientes.
Semite el escrito nº 1090 al juzgado militar notificando
nuestra desobediencia.
Remitiendo
escrito de un recluso.—
Adjunto
tengo el honor de remitir a V.S. escrito que , ante el Jefe que
suscribe, ha presentado el recluso en este Centro en situación de
Prisión Preventiva a disposición de ese Juzgado a su cargo por el
supuesto delito de negativa a la Prestación del Servicio Militar,
RAFAEL RODRIGO NAVARRO , y dirigido dicho escrito al Excmo. Sr.
Capitan General de Canarias, a los efectos que estime procedentes.
Informa
a V.S, que el referido recluso en alegación a sus ideas, ha
contravenido las normas de uniformidad y policía personal
actualmente vigentes y de cuya falta se dido cuenta al Excmo.Sr.
General Gobernador Militar de esta Plaza con escrito de este
castilllo nº 1.090 de fecha de 20 de Marzo del corriente año,
siendo por lo demás su comportamiento hasta el día de la fecha
bueno en este Centro Penitenciario Militar guarde a V.S. muchos años
Las
Palmas de G.C. 16 de Septiembre de 1975
EL
COMANDANTE MILITAR
SR.
TENIENTE CORONEL JUEZ INSTRUCTOR DEL JUZGADO MILITAR PERMANENTE DE
ESTA PLAZA
Un día me llamó a su
despacho. Estaba preocupado y muy nervioso y me dijo. Lo que estás
haciendo me esta creando muchos problemas. Pero no con su superioridad sino consigo mismo. He tenido esta noche- me dijo- un
sueño en el que se mataban a muchas personas y se les tiraba a una
sima profunda, tengo la sensación de que me estoy voviendo loco. Recuerdo
aquella confidencia que me sorprendió sobremanera pues denotaba un
gran sufrimiento psicológico. Años más tarde leí en una revista (Triunfo)
un reportaje sobre la guerra civil española y los fusilamientos en
las Palmas al acabar la guerra y cómo los cadáveres fueron
arrojados a una sima cuyo nombre no recuerdo
A partir de entonces dio
la orden de que nos mantuvieran , al legionario que no había
querido afeitarse y a mí, en las celdas de aislamiento que estaban
al otro lado de la segunda muralla, pero que las puertas
permanecieran abiertas durante todo el día. Sólo se cerraban por la
noche.
Seguramente al tener
que revisar las ordenanzas militares o por resupesta directa del juzgado militar se notifica que está permitido
a los legionarios llevar barba en sus acuartelamientos y que esta concesión se mantiene
también en caso de estar en prisión.
Así pues el Comandante militar se vio obligado a ponernos en libertad dentro de la prisión y volver al recinto común con el resto de presos que estamos alojados en dos grandes brigadas y algunas habitaciones particulares que se proporcioban a algunos presos por motivos especiales o enfermedad. Habían pasado veinte días desde la inclusión en los calabozos. A los pocos días empiezan a proliferar la barbas de nuevo entre los reclusos, especialmente entre los legionarios y ya nunca más se obliga a afeitarse a los reclusos.
Así pues el Comandante militar se vio obligado a ponernos en libertad dentro de la prisión y volver al recinto común con el resto de presos que estamos alojados en dos grandes brigadas y algunas habitaciones particulares que se proporcioban a algunos presos por motivos especiales o enfermedad. Habían pasado veinte días desde la inclusión en los calabozos. A los pocos días empiezan a proliferar la barbas de nuevo entre los reclusos, especialmente entre los legionarios y ya nunca más se obliga a afeitarse a los reclusos.
Supongo
que aquella situación me valió un reconocimiento entre los reclusos,
especialmente entre los de delitos comunes, pues a partir de ese
momento no sólo no me molestaron de forma personal sino que algunos
quisieron comunicarse conmigo, de lo que se siguieron varias anécdotas
que trataré de contar más adelante.
LA CONDENA
Iniciado el proceso
judicial viene a verme una capitán que ha sido nombrado abogado ,
el cual viene a hablar conmigo y ver cómo puede fundamentar mi
defensa, estuvimos hablando largo y tendio sobre mi postura y las
posibles consecuencias de mis hechos. Creo que debió marcharse
bastante desorientado , como para poder llevar una defensa en la
línea de un proceso militar respecto de una persona que no se
consideraba militar. No sé si por la novedad de tener que defender a
un objetor de conciencia , aunque procesos por objeción de
conciencia por motivos religiosos básicamente testigos de Jehová
se venían dando desde hacía muchos años , o por influencia de la
conversación, el hecho es que este capitán renunció a ser mi
defensor.
Más adelante vino a verme
un comandante cuyo nombre no recuerdo , y que a juzgar por cómo
llevó mi caso, pienso que debía ser miembro del clandestino
movimiento militar UDM que se formó en las postrimerías del
franquismo.
De hecho lo recuerdo
enfrentándose con el Consejo de Guerra que me juzgaba defendiendo
mi derecho a objetar y no sentirme militar y argumentando que
además en cualquier caso yo había finalizado ya mi servicio
militar. De nada sirvió aquel alegato, que me sorprendió y que
debió hacer dudar profundamente al tribunal, pues me condenaron .
Pero la condena fue la mínima marcada por la ley: tres años y un
día. En aquella misma sala y en aquel mismo dìa juzgaron a tres
testigos de Jehová que había conocido en el penal de S. Francisco
del Risco y con quienes mantuve amistad mientras duró nuestra
instancia y les pusieron penas, teóricamente por el mismo delito,
de cinco y seis años de cárcel.
El INDULTO
JUAN
PEREZ SUAREZ , Sargento de Infantería secretario del Juzgado
Permanente de la Plaza de Las Palmas y de la Causa número 54 de 1975
instruida por el delito de NEGATIVA A LA PRESTACION DEL SERVICIO
MILITAR con el soldado corrigendo RAFAEL RODRIGO NAVARRO y de la
que es Juez Instructor el Teniente Coronel de Infantería Don
Francisco Pisos Echave.
Certifico
: Que a los folios que a continuación se expresan figuran las
siguientes dilegencias:.- Al folio 92.- Dictamen del
Auditor.-E.-6154.-Causa 54/75.- Excmo. Sr:.- de conformidad con el
precedente informe del Ministerio Fiscal Jurídico Militar y por sus
propios fundamentos, pudiera V.E. acordar el indulto de la mitad de
la pena de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRISIÓN con reducción mínima de
tres años , impuesta al soldado RAFAEL RODRIGO NAVARRO , en la causa
número 54 de 1975, por el delito de negativa a la prestación del
sericio militar y en la misma extensión de la necesaria de
suspensión de todo cargo público, profesión, oficio y derecho de
sufracio , sin que el mismo alcance a los efectos civiles del
artículo 383,bis del código de Justicia Militar, ni a los efectos
militares que de ella puedan derivarse por estar el caso comprendido
en el apartado b) del artículo 1º del Decreto de Indulto General
de 25 de Noviembre de 1975 (D.C. 268) y orden del 26 del mismo mes y
año.- De resolver V.E. de conformidad, deberá volver el
procedimiento a su Juez Instructor para cumplimiento, notificación
al interesado, deducción del testimonio del beneficio otorgado a la
prisión correspondiente, nueva liquidación de condena con orden de
libertad si aquella resultase extinguida., liquidación de condena
que se adjuntará a lo que determine el artículo 6º de la
mencionada Orden de desarrollo de aquel Decreto y debiéndose por la
Secretaría de Justicia de esta Capitanía General remitirse al
Ministerio del Ejército relación nominal del indulto concedido en
cumplimiento a lo dispuesto en el mismo artículo.- V.E. no obstante
resolverá.-Santa Cruz de Tenerife , 19 de Diciembre de 1975.- Exmo.
Sr. –EL AUDITOR.- Firmado, rubricado y sellado.- Al folio 93.-
Decreto de la Autoridad Judicial.-EP/jr..-Núm. 5901-P.- Santa Cruz
de Tenerife, 19 de Diciembre de 1975.- DECRETO : De conformidad con
los precedentes informes del Sr.Fiscal Jurídico Militar y dictamen
del Ilmo. Sr. Auditor de Guerra de esta Región , sobre aplicación
del indulto general concedido por decreto 2940 de 25 de Noviembre de
1975, con motivo de la proclamación de Su Majestad Don Juan Carlos
de Borbón como Rey de España y por orden del mimo mes y año (
Diario Oficial núm. 268), para su aplicación.- ACUERDO: Indultar la
mitad de la pena de TRES AÑOS Y UN DIA DE PRISIÓN , con reducción
mínima a TRES AÑOS, impuesta al soldado RAFAEL RODRIGO NAVARRO en
la causa núm. 54 de 1975 por delito de NEGATIVA A LA PRESTACIÓN DEL
SERVICIO MILITAR , y en que la misma extensión de la necesaria de
suspensión de todo cargo público, profesión , oficio y derecho de
sufragio, sin que el mismo alcance a los efectos civiles del artículo
383, bis del Código de Justicia Militar, ni a los efectos militares
que de ella puedan derivarse.-Pasen las actuaciones al Teniente
Coronel Juez don Francisco Pisos Echave del jusgado Militar
Permanente en las Palmas de Gran Canaria, a efectos de notificación
y ejecución de este acuerdo en los términos del dictamen
auditoriado, quien acusará recibo y remitirá nueva liquidación de
condena a este Centro.- EL CAPITAN GENERAL.-Firmado y rubricado y
sellado.-
Y
para que conste , expido y firmo el presente con el Visto Bueno del
Juez Instructor en la Palsmas de gran Canaria a veintidos de
Diciembre de mil novecientos setenta y cinco.
LA SEGUNDA
LIBERTAD
( POR INCLUIR)
CREANDO EL MOVIMIENTO DE OBJECIÓN DE CONCIENCIA (M.0.C.) DEL ESTADO ESPAÑOL
Valencia 26 de Octubre de 1977
Hola Antonio
Nos alegra a mi y al resto de la
gente del grupo de Objeción de Valencia tener noticias tuyas y
poder conectar con la gente interesada.Suponemos que el problema más
grande que vamos a tener es lo difícil del contacto personal por la
distancia , y claro de los viajes , pero creo que habrá que buscar
una fórmula para que esto sea posible.Nos encargaremos de exponerlo
a los otros grupos en la próxima reunión.
Ahí te envio una copia con todas las
direcciones de todos los grupos que hay en este momento. Te voy a
contar como están las cosas por aquí, en Valencia y también cuál
ha sido mi propia experiencia
Aquí en Valencia llevamos funcionando
como grupo hace más de un año, casi dos. Como este año pasado ha
sido un año de bastante trabajo por conseguir el estatuto de
Objeción de Conciencia y también por la Amnistía, puedo decirte
que apenas si hemos puesto atención en concocernos mucho entre
nosotros mismos.Todo lo que hay ha surgido espontáneamente en esta
lucha. No obstante creemos que los resultados han sido bastante
positivos.
Supongo que ya sabreis por la prensa
que se aprobó un Estatuto y que los objetores que entonces ya
teníamos bastantes contactos entre nosotros, lo rechazamos en bloque
porque no hacía un reconocimiento de la objeción de conciencia
por sí misma sino que quedaba equiparada a una prórroga como la de
estudios u otro motivo similar.
Ahora se está a punto de conseguir un
nuevo estatuto y la inclusión del derecho a la Objeción de
Conciencia en la Constitución. No sabemos cuánto se tardará en
esto pero parece bastante inminente. Por lo pronto, con motivo de la
Amnistía están todos (!) los objetores en la calle. Y a veremos
como reaccionan los militares ante las negativas en los próximos
reemplazos.
La próxima reunión para hablar de
estos temas es en Madrid los dias 26 y 27 de Noviembre
En realidad en todo este año de lucha
no sabemos cómo ha evolucionan interiormente otros grupos
Esto es una cosas que Mª Amparo , con
quien estoy casado y que también está en el grupo de Objeción , y
yo personalmente, nos agradaría concocer y por ello tenemos
proyectado hacer una gira por todo el Estado español informándonos
sobre los grupos.; pero enfín ya veremos si podemos hacerlo pronto.
Aquí en Valencia queremos montar
próximamente un servicio civil pues ya hay cuatro nuevos objetores
y ocho para los próximos reemplazos.
Hemos montado una librería y tienda
de artesanía (Agredolç) con la ayuda de todos con la finalidad de
que sea el soporte económico de dicho servicio civil que deseamos
sea autogestionado
No se si ahí os habrá llegado mucha
o poca información sobre los servicios civiles , los planteamientos
de objeción o bibliografía sobre la no-violencia, etc. Si os
interesa algo podeis escribir a Gema
Llibreria Agredoç Carrer D’En Blach
n 3 , baix, esquerra València 3 Tf 3 31 39 21
Y ahora un poco de mi vida. Yo empecé
a intersarme por la objeción de Conciencia con motivo de leer una
entrevista que hiceron a Pepe Beúnza cuando estaba en la prisión
(Cartagena) donde luego estuve yo también cumpliendo mi primera
condena .
A pesar de estar haciendo las milicias
universitarias en un campamento de Lérida, le escribí a la prisión
y traté de tomar contacto. Aquello me supuso la expulsión del
campamento militar y la degradació como sargento de milicias. A los
dos años aproximadamente me llamaron nuevamente a filas. Unos meses
antes había salido en liberta Pepe y nos conocimos personalmente.
También conocí a Juan Guzaman, cabo de la Marina que también
planteó la Objeción de Conciencia y salió en libertad por entonces
después de tres años de condena. Los dos influyeron positivamente
sobre mí y me animé a plantear la objeción definitivamente.
No obstante primero quise defender mis
dereschos a que no me llamaran nuevamente a filas , pues
prácticamente había acabado la mili. De nada me sirivió y me
condenaron por deserción , ya que tardé un mes en presentarme en el
cuartel. Cumplí los seis meses de la condena por deserción en
Valencia y Cartagena y salí en libertad , mandándome al Sahara al
batallón disciplinario del Aiun
Una vez en el Sahara me negué a
vestir el uniforme militar , como ya lo había hecho en los calabozos
en donde cumplí la condena anterior. Me procesaron de nuevo por
negarme a vestir el uniforme y pasé once meses en el penal de San
Franciso del Risco en Las Palmas de Gran Canaria hasta que fui
juzgado en diciembre y puesto en libertad en diciembre con motivo
del indulto por la toma de posesión en el trono como rey de de Juan
Carlos
Como ves, aunque sólo sea desde un
castillo militar, conozco algo esa tierra. Me quedé con ganas de
visitar Santa Cruz , pues en cuanto salí en libertad mis padres me
enviaron por agencia un billete para volver a la península y me
supo mal hacerles esperar.
Yo plantee la objeción por motivos
religiosos en un sentido amplio.Sentía el servicio militar como una
contradicción en mí y una injusticia con respecto a otras
personas, por ejemplo los testigos de Jehová que cumplen condenas en
cadena algunas de ellas de mas de once años.
Yo soy lo que podría llamarse un
creyente, aunque como tú dices, lleve muchos años replanteandome
la religión cristiana.Siento que hay mucha verdad en ella, aunque no
sepa distinguir en dónde y en qué.
Luego estudié un poco m´s el
problema y me pareció ver que no hay ningún derecho a que el
servicio militar sea oblegario pues históricamente han sido
profesionales y no hay justificación para que hayan llegado a ser
obligatorios, sino como consecuencia de un abuso de poder. Por ello
todo lo relacionado con dicho servicio militar me parece una
injusticia . Políticamente no estoy metido en ningún
partido.Tampoco en el movimiento anarquista , aunque simpatizo con
muchos de ellos pues creo que la realidad es muy amplia y cada uno
insiste en una parte de ella.Todos somos necesarios para una
conclusión final.
Durante todo este año pasado a Mª
Amparo y a mí nos ha animado mucho el planteamiento y el contacto
con Luis Maria Xirinacs que ha estado delante de la cárcel modelo de
Barcelona, pidiendo la Amnistía desde que salió del cárcel , en
donde estuvo acusado de propaganda y asociación ilegal. También al
resto del grupo nos ha ayudado mucho. Nos hemos solidarizado con él
en la lucha por la Amnistía y con sus planteamientos de
no-violencia. Vamos a seguir luchando más o menos en su
línea.Durante los próximos meses vamos a estudiar a fondo los
planteamientos no-violentos
Un abrazo Rafa
Vitoria 27-9-77
¡ Hola Rafa!
Por fin doy señales de vida aunque de
ahí he ido teniendo noticias por Ricky y Rosario , después por
Ismael y Beúnza , luego por mis amigos que estuvieron un día en
una reunión con el grupo. Pronto voveré por ahí. Será a partir
del 10 de Octubre.
En este momento llevamo a cabo una
huelga de hambre cinco objetores en solidaridad con Marco Panella ,
el diputado italiano. El sabado y domingo se hizo una marcha desde
Vitoria a Bilbao pidiendo la libertad de los objetores y el estatuto
, no más detenciones y solidaridad con Marco.Ahora te dejo. Un
saludo para todos.
RELACIÓN DE MIEMBROS Y SIMPATIZANTES DE AMNISTIA INTERANCIONAL QUE ENVIARON CARTAS DE APOYO Y SOLIDARIDAD A RAFAEL RODRIGO NAVARRO
Hedley y Barbara Webb de Bristol
(England)
Allan Bailey de Shefield (England)
P y K Hoenner de Shindon Hilts
(England)
Sue Fulter de Mancherster (England)
Paulette Storay de Manchester (
England)
c.W. Hope Gill de Potters Bar , Herts
( England)
L.J.M. y D Maarel de Den Hang
A. Bulllimore de Seaton Delaval Tyne
& Wear ( England)
Hilda and Rose Rhillys de Corpinton .
Kent ( England)
Joy Spires de Worcester ( England)
East Grinstead Quaker Meeting de
Sussex (England9
Louchborough pacifist group de
Louchborough, Leics (England)
A.E. Gladwell de Truro Cornwall (
England)
Ruth Beck
Maurice & Doris Cole de Sheffield
Jane and David Straker de Southompton
(England)
1986
En
1986 es citado de nuevo al juzgado militar n 11 de la Capitanía
General de la Región Militar de Levante para notificarle que
respecto de la causa nº 65-V-74 se dejaba sin efecto la
Disposición Transitoria 2ª del Código Penal Militar por la que se
le destinaba al cuerpo de disciplina y no se consideraba como
tiempo de servicio militar el tiempo de condena.
Por
el contrario el escrito remitido por dicho juzgado militar le
informaba que el tiempo de prisión le servia de abono para su
servicio militar y que no debía ser destinado a cuerpo de disciplina
alguno.
Con
otras palabras, al haber acabado la condena por deserción , había
supeorado el tiempo de servicio militar que le restaba y por tanto
había acabado ya su servicio militar.
Pero
ésta esta notificación tiene fecha de 15 de Julio de 1986. Es
decir diez años después de haber sido enviado al cuerpo de
disciplina del Aiun, haber planteado la objeción de conciencia al
servicio militar obligatorio, haber sido condenado a tres años y un
día y haber sido indultado con motivo de la llegada al trono del rey
Juan Carlos I
CARTA AL DIRECTOR DE LA PRISIÓN MILITAR DE ALACALÁ DE HENARES VIENTE CUATRO AÑOS MÁS TARDE
Valencia 27 de Septiembre de 1997
Sr. Director de la Prisión Militar de Alcalá de Henares:
Estimado señor:
Me llamo Rafael Rodrigo Navarro y en el año 1973 fui condenado primeramente como desertor y luego como objetor de conciencia al servicio militar obligatorio con una condena de tres años y un día, precisamente en unas circunstancias parecidas a las que concurren en el caso del Sr. Carlos Pérez Barranco, es decir, a causa de que mi rechazo al servicio militar obligatorio ocurrió estando ya incorporado no sólo al servicio militar sino habiendo obtenido el grado de sargento en las milicias universitarias y estando incorporado al cuartel de Talarn (Lérida).
Han pasado ya desde entonces más de veinticinco años y mientras tanto ha sido reconocido el derecho a dicha objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, pero o bien por desconocimiento del verdadero planteamiento de dicha objeción o bien por cicatería política no fue reconocida en su momento la objeción sobrevenida, es decir, la que tiene lugar una vez que el sujeto se ha incorporado a filas y consecuentemente es soldado.
Consecuentemente y puesto que lo que está mal a males lleva, vivimos en este momento una situación de contradictoria que produce desazón e inquietud tanto en las fuerzas armadas como en la ciudadanía en general de este país que desea progresar en democracia.
Como para solucionar un problema lo primero de todo es entenderlo, le envío a través de esta carta mi razonamiento para que a su vez lo haga llegar, si así lo considera oportuno, a sus inmediatos superiores.
Deben uds. comprender que todo el problema de la objeción de conciencia nace de la conscripción u obligatoriedad del servicio militar y sólo con su abolición puede desaparecer, lo demás serán parches.
Abolición que por otro lado está ya planteada como promesa electoral y política y que de ser sincera, se deberían haber tomado ya algunas medidas, como por ejemplo, la reforma inmediata de la ley de objeción de conciencia para que se reconozca hasta la finalización de la obligación de la incorporación a filas, la objeción sobrevenida en los cuarteles.
¿ Y esto por qué?.
Para evitar la contradicción jurídica y consecuentemente antidemocrática de tener que juzgar como soldado (deserción, sedición, etc. ) a aquellas personas que no son soldados de forma voluntaria sino como consecuencia de la conscripción, es decir, que no son soldados o, si se quiere son soldados por coacción o, con otras palabras, de forma injusta y consecuentemente en lo que debería ser un correcto planteamiento jurídico: ilegal.
La obligatoriedad del servicio militar es claramente ilegal y esto lo saben bien los juristas que se ven en la contradicción de tener que aplicar leyes militares a quienes por definición no pueden ser militares puesto que no lo quieren ser, con lo que se traslada a ellos dicho problema de conciencia.
Pero hay más, el mantenimiento de esta situación aumenta el sentimiento anti-militarista.
Ser objetor de conciencia al servicio militar obligatorio o insumiso no significa ser necesariamente antimilitarista. Sin embargo una actitud cerrada en este ámbito , exalta el sentimiento antimilitarista entre la juventud..
Ciertamente hay personas que consideran que hay sobradas razones para ser antimilitarista: tráfico de armas, acaparamiento de recursos para la defensa militar frente a otros tipos de defensa, privilegios funcionariales de los militares , etc. , pero esta es una opción personal que no debe confundirse con la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio , de hecho existen muchos antimilitaristas que nunca hicieron la objeción de conciencia a dicho servicio militar obligatorio y coantrariamente objetores que no se consideran necesariamente antimilitaristas..
Pero es cierto que el servicio militar obligatorio genera una serie de problemas personales y sociales que no deberían existir ya en democracia.
El problema de la existencia o no del ejercito es de otro orden y tendría que ver con la sustitución por otros sistemas de defensa. En este sentido nuestra imaginación llega a pensar que pudiera haber una colaboración entre militares y objetores puesto que todos añoramos un mundo cada vez mejor , pero nuestro conocimiento de la realidad nos dice que es muy poco probable puesto que el negocio de tráfico de armas en el mundo necesita de militares que no se planteen otros tipos de defensa y posiblemente de antimilitaristas que exalten el orgullo militar.
Así pues y porque el sentido común nos dice que hay que empezar a edificar una casa por los cimientos, pedimos que se tomen aquellas medidas urgentes que lleven a la aceptación de la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio sobrevenida en los cuarteles y se den los pasos necesarios para acabar con la obligatoriedad del servicio militar.
Atentamente: Rafael Rodrigo Navarro
Nota.- Teniendo ya redactada esta carta, acabo de leer en el diario de hoy el artículo de Javier Ortiz : Una pregunta inquietante. En este artículo se comenta la muerte de Enrique Mur , insumiso , en la prisión de Zaragoza. Me pregunto ¿ A qué esperamos?